Ofrenda inca

La momia del Aconcagua reabrió el debate sobre su exhibición mientras esperan el traslado a la montaña

El traslado de la emblemática momia incaica, hallada hace 40 años, es el primer paso de un proceso de restitución histórica junto a los pueblos originarios

Por UNO

La momia incaica conocida como “el Niño del Aconcagua”, trasladada al Museo Cornelio Moyano en las últimas horas, sumó más voces este martes, marcando un paso fundamental en el proceso de restitución histórica y preservación de alto nivel científico. Y, sobre todo, volvió a despertar entre los mendocinos el debate alrededor de una pregunta: ¿debe ser exhibida ante el público?

El reciente viaje de la momia desde el Conicet hasta el museo se llevó a cabo bajo la supervisión de autoridades provinciales, incluyendo al subsecretario de Cultura de Mendoza, Diego Gareca, y la directora de Patrimonio, Cristina Sonego. Se trata del paso previo a un destino que -se espera- será el definitivo: se planea construir una sala ad hoc en el cerro más alto de América, cerca del punto donde el pequeño fue hallado hace 4 décadas.

El cuerpo, un niño de aproximadamente 8 años que data de hace unos 520 años, se encuentra ahora en una sala de guarda temporal especialmente diseñada en el museo que se ubica en el Parque San Martín. Este espacio es crucial para asegurar su conservación preventiva, bajo estrictos estándares que evitan cualquier intervención directa sobre el valioso hallazgo.

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Profesionales en la materia trataron el cuerpo del niño inca y su traslado.

Profesionales en la materia trataron el cuerpo del niño inca y su traslado.

"Quiero destacar la participación de las distintas comunidades de pueblos originarios, porque ha sido fundamental para esto. Quizás sea de los primeros casos donde se realiza este tipo de traslado y de responsabilidades que el Gobierno de Mendoza asume, haciéndolo de manera científica, pero también con la posibilidad que nos da la tecnología de mejorar las condiciones de mantenimiento", aseguró el subsecretario de Cultura Gareca.

La momia inca del Aconcagua y el debate sobre su exhibición

“El Niño del Aconcagua” fue descubierto en 1985 por un grupo de andinistas, entre ellos Alberto Pizzolón, en una zona “prácticamente virgen” de la montaña. En diálogo con Radio Nihuil, Pizzolón relató que su hermano Franco fue quien avistó al cuerpo por primera vez y su reacción inicial fue que era “algo raro” en medio del paisaje cordillerano.

"No era un andinista fallecido ni un puestero, eso era evidente. Vimos que había allí unas plumas de colores como las que hoy mismo podrías ver en un papagayo", rememoró Pizzolón en diálogo con el programa "Días distintos".

Tras el impactante hallazgo, el grupo decidió mantener el descubrimiento en secreto hasta descender de la montaña, para luego informar a las autoridades correspondientes. Pero la extracción de la momia del Aconcagua ha generado, a lo largo de los años, un profundo debate sobre la ética de su traslado y exhibición, además de una leyenda que habla de sequías repetidas como consecuencia de haber retirado la ofrenda de su sitio sagrado.

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La momia del "Niño del Aconcagua", una ofrenda inca. Archivo.

Al respecto, Alberto Pizzolón reflexionó sobre su decisión original: “Hoy día creo que no lo diría si la encontrara de nuevo... ¿Por qué? Porque no es ir y sacar a un muerto. Ese hombre, ese niño, tenía un padre, un abuelo y tenía su familia...”.

Por otra parte, algunas voces se han levantado reclamando por la exhibición de la momia, bajo el argumento que no se la puede esconder para que sólo la estudie y observe una mínima porción de la sociedad. Como ejemplo en ese sentido, se suele citar al concurrido museo que existe en Salta y que muestra a las momias de Llullaillaco, entre las cuales se encuentra la célebre "Niña del Rayo".

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La "Niña del Rayo", una momia incaica que sufrió el impacto de un rayo en algún momento entre su entierro, hace más de 500 años, y su hallazgo por parte de los arqueólogos en 1999. Hoy está resguardada en un museo de Salta.

La especialista Cristina Sonego evitó ser tajante en ese sentido. Explicó que el traslado al museo es el “primer paso de reparación histórica”, concebido como “un camino” hacia la restitución. Enfatizó, además, que para la cosmovisión andina, el niño no fue un sacrificio, sino una “ofrenda humana inca” que representa “un paso a la vida”. Este enfoque busca dignificar la memoria del niño y sus orígenes culturales.

Tecnología de punta para la preservación de la momia del Aconcagua

La sala de guarda en el Museo Cornelio Moyano está equipada con tecnología de punta para garantizar la “conservación preventiva” de la momia. Este sistema incluye un sistema de frío biomédico, filtros de aire adecuados para la purificación, un deshumidificador, climatización y una iluminación y pintura apropiadas.

Como se apuntó más arriba, a largo plazo el objetivo es construir un “santuario” o “centro de interpretación y valoración de los valores indígenas” precisamente en el Aconcagua, donde la momia será trasladada definitivamente.

Este ambicioso proyecto requiere una planificación exhaustiva, la participación activa de las comunidades indígenas y la coordinación de múltiples organismos. No es una decisión que se tome sólo desde los despachos de gestión.

La directora de Patrimonio subrayó, también, que el proceso demandará mucho tiempo y el estudio de numerosas aristas para garantizar que se le dé el trato adecuado, respetando tanto el rigor científico como la perspectiva de los pueblos originarios.

Parte de este reportaje fue elaborado por el periodista Matías Pascualetti de Radio Nihuil.