Tanto es así que Santa Rosa se integró a la Tercera Orden de Santo Domingo, inspirada por Santa Catalina de Siena, y se dedicó a la oración, la meditación y la penitencia, mientras trabajaba con costura y huerto para ayudar a su familia a salir adelante.
Pese a la caída de sus bienes familiares, esta mujer se dedicó ayudar a los más desfavorecidos, fundando un refugio para niños y ancianos y trabajando como sirvienta. En otras palabras, transformó su hogar.
En todo este contexto, a la hoy santa se le atribuyen varios milagros, como curaciones, la aparición de flores en su huerto. Finalmente, Santa Rosa falleció el 24 de agosto de 1617, a los 31 años, y fue canonizada por el Papa Clemente X en 1671.
Por qué su nombre en la famosa tormenta
Dentro de los milagros que se le atribuyen a Santa Rosa de Lima, el más popular es el que la leyenda cuenta, ocurrió en el año 1615. Cuando una flota pirata amenazó Lima, Isabel Flores de Oliva rezó pidiendo protección divina. En medio de sus plegarias, una tormenta azotó la ciudad y dispersó a los barcos enemigos, salvando así a la población.
Desde entonces, se comenzó a vincular cualquier tormenta cercana al 30 de agosto con la figura de Santa Rosa. Hoy en día, su imagen y nombre se encuentran en calles, ciudades, hospitales y parroquias, manteniendo una presencia espiritual y cultural que une lo místico, lo religioso y lo natural.