Historias de vida

Bajo el agua: dos familias mendocinas perdieron todo por la tormenta de Santa Rosa

Fernanda Pérez, en El Algarrobal y Fernanda Lucero, en el asentamiento Buena Nueva de Guaymallén, fueron dos de las tantas vecinas que este domingo amanecieron con sus casas inundadas

En El Algarrobal, Las Heras, la tormenta de Santa Rosa encontró a Fernanda Katherina Pérez en su casa de 8 por 10 metros que comparte con su esposo y sus cuatro hijos: Clara (13), Patricio (9, con diagnóstico de autismo), Paula (4) y la pequeña Sofía (2). Quedaron inundados y debieron autoevacuarse. Una historia similar atraviesa Fernanda Lucero, madre de 5 hijos y con una hermana a cargo, en un ansentamiento de Buena Nueva, Guaymallén. Ambas perdieron numerosas pertenencias, muebles y electrodomésticos.

Embed - Fernanda amaneció este domingo con su casa inundada

La mujer cuenta que el agua entró por todas partes y la familia tuvo que tomar una decisión desesperada: irse a pasar el día a lo de su suegra. “El comedor está completamente mojado, el agua entró por todos lados. Tengo una bebé de casi 2 años, ¿cómo hago para tenerla acostada todo el día en este desastre? Así que nos vamos a la casa de mi suegra, que queda a cuatro o cinco cuadras, hasta que pare un poco esto. Cayó demasiada agua, es imposible quedarse”, relató a Diario UNO.

El panorama es aún más complejo porque su esposo se encuentra descompuesto y en cama, lo que la deja prácticamente sola frente a la emergencia. “Mi hija más grande y mi hijo con autismo ayudaban a sacar agua. Nosotros vivimos acá hace cinco años, compramos la casa ya edificada, aunque no estaba en las mejores condiciones. De a poco le fuimos haciendo arreglos. Hace unos meses cambiamos gran parte del techo, porque es grande, pero nunca pudimos ponerle la membrana. Nos faltaba eso, y ahora con la tormenta de Santa Rosa se nos ha llovido completamente el comedor”, explicó.

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Patricio tiene autismo. Sus padres y tres hermanos fueron autoevacuados este domingo. Previamente, intentaron quitar agua del comedor.

Patricio tiene autismo. Sus padres y tres hermanos fueron autoevacuados este domingo. Previamente, intentaron quitar agua del comedor.

El esfuerzo y la resignación atraviesan cada una de sus frases. “Es muy mucha agua la que ha caído, muy mucha”, repite.

Embed - En El Algarrobal numerosas viviendas sufren los efectos de la lluvia

Hoy Fernanda pide ayuda para poder enfrentar este momento. Quienes deseen colaborar con ella y su familia pueden hacerlo a través de su alias: Fer.perez.89

“Con mis cinco hijos y mi hermana no tenemos dónde estar”

A pocos kilómetros de allí, en el asentamiento Buena Nueva de Guaymallén, otra Fernanda atravesaba el mismo infierno. Fernanda Lucero vive en una humilde casa de ladrillo y barro, con una sola habitación y un pequeño comedor. Este domingo, tras la tormenta, la vivienda se inundó por completo y la obligó a resguardar a su familia como pudo.

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Los hijitos de Fernanda Lucero, en Buena Nueva, arropados para mitigar el frío.

Los hijitos de Fernanda Lucero, en Buena Nueva, arropados para mitigar el frío.

“Mi casa es de ladrillo y barro. Tiene una sola habitación y un comedor. Se me inundó todo. Estoy con mis cinco hijos menores y mi hermana menor, y no tenemos dónde estar”, alcanzó a decir antes de que se le apagara el celular por falta de batería.

Fernanda es madre de cinco chicos de 17, 15, 11, 8 y 3 años. Todos conviven bajo el mismo techo junto a su hermana menor. Cuando la lluvia se intensificó y el agua comenzó a filtrarse, la familia quedó atrapada en un espacio reducido, frío y húmedo.

Fernanda Lucero pidió a quienes puedan colaborar, lo hagan a través de su alias de Mercado Pago: Fer.lucero.94.

Embed - El agua que cae sin cesar en una precaria vivienda de Buena Nueva

Santa Rosa golpeó con fuerza en Mendoza

Los relatos de Fernanda Pérez y Fernanda Lucero no son casos aislados, sino la postal de lo que dejó la tormenta de Santa Rosa en Mendoza. Este fenómeno, que según la tradición popular ocurre cada 30 de agosto, suele traer lluvias y tormentas eléctricas en gran parte del país. Pero este año llegó con una fuerza inusual.

Durante gran parte del sábado y la madrugada del domingo, intensas precipitaciones y ráfagas de viento afectaron al Gran Mendoza y el interior. En varios departamentos -especialmente Las Heras, Guaymallén, Godoy Cruz y Lavalle-* se registraron calles anegadas, viviendas precarias inundadas, cortes de luz y caída de árboles.

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En la zona más carenciada de Buena Nueva, en Guaymallén, mucha gente quedó anegada, con barro y humedad.

En la zona más carenciada de Buena Nueva, en Guaymallén, mucha gente quedó anegada, con barro y humedad.

A las 11 de la mañana, la lluvia se transformó en aguanieve y la temperatura descendió drásticamente, lo que agravó el panorama de quienes ya habían perdido casi todo. Defensa Civil informó que recibió más de un centenar de llamados de emergencia, principalmente por anegamientos y riesgos eléctricos.

Para muchas familias, la tormenta no fue sólo un evento climático, sino la confirmación de la vulnerabilidad en la que viven a diario. Casas sin impermeabilización, techos sin membrana, paredes de barro que no resisten, patios que se convierten en ríos: el temporal desnuda la fragilidad de la vida en los barrios más humildes.