Históricos

La historia de los caramelos Media Hora

Nacieron en los años 50 y son uno de los dulces más longevos de los kioscos. Generan tanto amor como odio e incluso su sabor inspiró el nombre de una banda.

Por UNO

Con los caramelos media hora no existen grises. Se los ama con devoción y puro sentimiento nostálgico o se lo descalifica con todo tipo de adjetivos. Esta golosina es una de las más longevas de la Argentina. Su envoltorio con un reloj impreso y sus múltiples colores a pesar de que todos tengan el mismo gusto ya son un clásico. El sabor anisado que le da el anetol -compuesto orgánico que se puede encontrar en el anís estrellado y el hinojo - para muchos es su principal virtud y otros no lo toleran. Esta golosina de la discordia nació de la mente de un inmigrante español.

El asturiano Rufino Meana llegó a nuestro país en 1937. Ese mismo año abrió una fábrica de golosinas en Chacarita. Ahí producía alfajores bajo la marca Gran Casino y luego incursionó en el mundo de los caramelos de diversos sabores, entre ellos dulce de leche. En 1950 muda su operación a la localidad de Uribelarrea, Cañuela, tras comprar una estancia perteneciente a María Arín.

En Cañuelas fue donde empezó con el proyecto Media Hora. Estos caramelos se lanzaron oficialmente en 1952 y se los ponderaba por sus cualidades digestivas. Sin embargo, Meana murió en 1960 y la marca pasó a manos de la sociedad Teubal Trading.

¿Por qué se llaman Media Hora?

Existen varios mitos con respecto al origen de su nombre, pero ninguno de ellos fue confirmado jamás. Algunos decían que tenía que ver con el tiempo que tardaban en disolverse en la boca. Sin embargo, el blog especializado El Gran Libro de las Marcas sostiene una teoría un poco más extraña: el nombre se debía a que media hora antes de cerrar la fábrica los empleados limpiaban los restos de melaza de las máquinas y lo utilizaban para elaborar estos caramelos.

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En los años 90 Media Hora fue adquirida por la empresa Stani, que luego atravesó varias fusiones -en 1993 con Cadbury y en 2010 la compró Kraft Foods- hasta que finalmente se convirtió en Mondelez en 2012.

Actualmente la alimenticia fabrica los caramelos de anetol en su planta en Victoria. No obstante, en Chile la encargada de comercializarlos es la cordobesa Arcor, que tiene la patente de la marca en dicho mercado.

La pasión (y odio) que genera esta golosina despierta todo tipo de memes en internet. Incluso inspiró nombres de bandas como es el caso de Anetol Delmonte. La crítica de golosinas Natalia Ghergorovich, creadora del blog Estilo Naná, definió en 2017 en diálogo con el sitio Clarín: "Mi experiencia me ha llevado a la conclusión de que a los que les gusta este caramelo suele gustarles el chocolate amargo y también la menta, esa clase de sabores donde la melancolía florece y se alimenta del gusto por lo viejo. En lo personal, es un caramelo que me ensombrece. Me recuerda el amargo sabor del paso del tiempo. Y no sé si dura media hora porque no lo tolero más de tres segundos".

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