"De 0 a 200 años"

La historia de la familia de San Rafael que convierte la Navidad en un gesto de amor desde hace 10 años

La familia Basualdo sale cada diciembre a contagiar el espíritu navideño. Adrián, vestido de Papá Noel, junto a su esposa y sus hijos reparte caramelos a personas de "0 a 200 años"

En Rama Caída, un distrito tranquilo y de fuerte identidad comunitaria en San Rafael, diciembre tiene un brillo especial. No solo por las luces, los adornos o el calor típico del sur mendocino, sino porque desde hace una década una familia decidió transformar la Navidad en un gesto colectivo de amor y cercanía. Son los Basualdo, un matrimonio con dos hijos que cada año sale a las calles para regalar sonrisas, caramelos y compañía, encarnando el espíritu más genuino de estas fiestas.

mariano y rafael navidad
Mariano y Rafael, los hijos de Verónica y Adrián, continúan el legado de sus padres y celebran una Navidad diferente.

Mariano y Rafael, los hijos de Verónica y Adrián, continúan el legado de sus padres y celebran una Navidad diferente.

“Somos una familia de Rama Caída, San Rafael, de cuatro integrantes. Mi esposo es Adrián Basualdo, comerciante de acá de la zona, y es quien hace de Papá Noel todos los años”, cuenta Verónica Maldonado, docente de nivel primario en la escuela Comodoro Luis Pi. Junto a ellos participan activamente sus hijos, Mariano, de 14 años, y Rafael, de 12.

La historia comenzó hace aproximadamente diez años, marcada por una ausencia. En ese entonces, el Papá Noel del barrio era un vecino muy querido, Víctor García. “Repentinamente falleció y ese año mis hijos se quedaron llorando porque Papá Noel no pasó”, recuerda Verónica. Al año siguiente, conmovida por esa tristeza, le propuso a su marido ponerse el traje rojo.

buzon navideño
El buzón destinado a gente de 0 a 200 años.

El buzón destinado a gente de 0 a 200 años.

“Le dije si él quería disfrazarse, porque tenía todos los rasgos de Papá Noel: gordito, colorado, con el pelo larguito y ondulado. Le iba a sentar bien el papel”, relata. Adrián aceptó sin dudar. Juntaron caramelos, compraron algunas bolsas y salieron esa noche de manera inesperada. “Nadie nos esperaba, nadie sabía que nosotros íbamos a pasar”, dice.

Una tradición que se repite en cada diciembre: interpretar a Papá Noel

Desde entonces, el recorrido se repite cada diciembre. A veces con la camioneta del suegro, otras con la de un cuñado, pero siempre con el mismo objetivo. “No lo hacemos con ninguna intención política ni económica. Lo hacemos porque nos sale del corazón. Nos encanta hacerlo y nuestra Navidad es absolutamente especial debido a eso”, afirma Verónica.

adrian basualdo papa noel
Adrián Basualdo por las calles de Rama Caída interpretando a Papá Noel.

Adrián Basualdo por las calles de Rama Caída interpretando a Papá Noel.

La preparación comienza mucho antes de Nochebuena. La casa familiar, ubicada en una finca, se transforma desde los primeros días de diciembre. “Nuestra casa está toda preparada para recibir la Navidad. Yo lavo todo el traje de Papá Noel y lo cuelgo afuera, y es una locura para los chicos que pasan. Empiezan a decir: ‘esta es la casa de Papá Noel’”, cuenta entre risas. Las decoraciones exteriores refuerzan la fantasía y convierten al hogar en un punto de referencia del barrio.

El recorrido no distingue edades. La consigna es clara: personas de 0 a 200 años. “Nos esperan con muchas ansias no solo los niños, sino también los adultos. Hay abuelos que están solitos, que esperan en pijama que nosotros pasemos y les dejemos una golosina. A nosotros eso nos llena”, confiesa Verónica.

Un buzón para que dejen cartas a Papá Noel personas de 0 a 200 años

Además del recorrido por las calles, la familia sumó otras iniciativas. En la carnicería de la familia instalaron un buzón para que los chicos dejen sus cartitas. Este año fueron más allá y propusieron una muestra navideña abierta a toda la comunidad. “La consigna era de 0 a 200 años. Podían presentar un dibujo, una manualidad o una artesanía relacionada con la Navidad, con el nacimiento o con Papá Noel”, explica.

vero y adrian
Vero y Adrián, un matrimonio solidario.

Vero y Adrián, un matrimonio solidario.

La respuesta fue enorme. Niños pequeños, adultos y personas mayores se tomaron el tiempo de crear y participar. Como reconocimiento, todos recibieron un regalo simbólico. “Entregamos un angelito hecho a mano por una mamá de acá de la zona que hace cosas muy bonitas”, detalla.

Nada de esto sería posible sin la colaboración desinteresada de algunos vecinos. “Contamos con la ayuda de muy poquitas familias que nos colaboran con caramelos y golosinas. Mi suegro, Mariano Basualdo, que también es comerciante, nos dona una buena cantidad”, agradece Verónica.

casa navideña
En la finca de los Basualdo la Navidad se respira desde el primer día de diciembre.

En la finca de los Basualdo la Navidad se respira desde el primer día de diciembre.

La familia es clara en su postura: mantener la iniciativa independiente. “No contamos con apoyo político de nadie ni nos interesa. Mi marido ha tenido propuestas y las ha rechazado. Siempre lo hicimos de manera particular y lo vamos a seguir haciendo así”, sostiene.

El sueño es que esta semilla siga creciendo. “Queremos dejar un legado, que el día que nosotros no estemos haya otras personas que se sumen, o que continúen nuestros hijos. Enseñar que la Navidad es solidaridad, acompañar al otro, que se disfruta más haciendo felices a los niños y a los adultos”, reflexiona.

mariano y rafael papa noel

"Mis hijos nos acompañan en esta propuesta hermosa de llevar alegría a los hogares", dijo Verónica.

Cada año suman nuevas propuestas, con un objetivo adicional: alejar por un rato a los chicos de las pantallas. “Que se reúnan en familia, que hagan algo creativo, que se muestre en el negocio, en las redes, y que además tenga un premio”, explica.

Los Basualdo eligen detenerse, mirar al otro y regalar presencia. En Rama Caída, Papá Noel no vive en el Polo Norte: vive en una finca, cuelga su traje al sol y sale a caminar las calles para recordar que la Navidad, cuando es compartida, vale mucho más.