Hoy, ese mismo territorio vibra con el pulso frenético de una megaciudad que produce más tecnología por minuto que muchos países en un año. Shenzhen no solo cambió, explotó hacia el futuro. Y lo hizo en menos de una vida humana.
La ciudad que se convirtió en la fábrica mundo: de aldea pescadora a capital industrial
Todo comenzó en 1979, cuando Deng Xiaoping necesitaba un experimento. China abría tímidamente sus puertas al mundo y buscaba un lugar donde probar un nuevo modelo económico que mezclara planificación estatal con incentivos de mercado.
La ciudad de Shenzhen, vecina a la entonces próspera colonia británica de Hong Kong, parecía perfecta. Se declaró Zona Económica Especial y, de un día para el otro, su destino dejó de depender del mar para abrazar la industria.
En los años 80, la ciudad era un enjambre de obreros, grúas, contenedores y fábricas que brotaban como hongos después de la lluvia. Llegaban migrantes de todo el país, seducidos por promesas de empleo y salarios mejores. Shenzhen creció sin mirar atrás. Carreteras nuevas, rascacielos de vidrio, puertos gigantescos. Se convirtió en un laboratorio de capitalismo acelerado bajo el paraguas de de China.
El crecimiento de esta ciudad de China
A mediados de los 90 y principios de los 2000, su identidad quedó sellada: era la “fábrica del mundo”. Aquí nacían desde juguetes y textiles hasta teléfonos, drones, placas electrónicas y microcomponentes diminutos. Empresas como Huawei, ZTE, DJI y BYD transformaron la ciudad en un nodo tecnológico global. Los mercados electrónicos de Huaqiangbei se volvieron un símbolo: pasillos interminables donde se podía encontrar cualquier chip, cualquier pieza, cualquier idea a punto de ser inventada.
Pero Shenzhen ya no es solo producción masiva. En la última década, la ciudad dejó atrás su imagen de ensambladora barata para reinventarse como capital de innovación. Coexisten laboratorios, startups, centros de investigación, universidades técnicas y gigantes tecnológicos que desarrollan IA, vehículos eléctricos y robótica avanzada.





