Su llegada a América Latina se sitúa en el siglo XVII, habitando principalmente en las ciudades, aunque también puede sobrevivir fácilmente en medios rurales. Pero ¿Cómo lo lograron y cómo afectan a México?
La Ciudad de México, una de las urbes más grandes y densamente pobladas del mundo, enfrenta un fenómeno curioso y problemático al mismo tiempo: la proliferación de palomas. Según explica el gobierno de México "Uno o más análisis de riesgo identifican a la especie como invasora de alto impacto en cualquier país o está reportada como invasora/plaga en México"
La paloma Columba livia, fue introducida en el periodo colonial, principalmente por los españoles, quienes las trajeron desde Europa por razones ornamentales y prácticas, pues se utilizaban como alimento y para la crianza.
Con el paso de los siglos, las palomas se adaptaron de manera extraordinaria al entorno urbano de varias ciudades de América Latina. Al no contar con depredadores naturales significativos y encontrarse con abundancia de alimento gracias a los restos de comida en la ciudad, su población creció de forma descontrolada. Actualmente, se estima que solo en el Zócalo y alrededores habitan miles de ejemplares que diariamente conviven con los habitantes y turistas.
Diversas administraciones han intentado controlar la población de palomas en la ciudad de México. Entre las medidas aplicadas se encuentran campañas de esterilización mediante alimentos tratados, instalación de redes o pinchos en edificios para evitar que se posen, e incluso programas de concientización para que las personas no las alimenten en exceso.
Sin embargo, el problema persiste porque la relación entre el ciudadano y la paloma es ambivalente: mientras para unos es un símbolo de paz y costumbre urbana, para otros es sinónimo de plaga y suciedad. El problema se agudiza porque:
Este fenómeno es un ejemplo de cómo una especie introducida puede alterar el equilibrio de un ecosistema, incluso en un entorno artificial como el de una metrópoli. También refleja la manera en que los hábitos humanos ,desde la alimentación en plazas hasta la falta de control ambiental, favorecen la expansión de estas poblaciones de estas aves.