El cineasta Pablo Trapero se valió de Ricardo Darín para personificar cómo actúan los siniestros "caranchos", esos abogados que merodean los hospitales públicos las 24 horas, persiguen ambulancias y ofrecen sus servicios a quienes llegan accidentados, aún cuando éstos continúan aturdidos por el golpe que acaban de recibir.
En Mendoza, el Código de Contravenciones prohibió y multó la entrega de tarjetas a los accidentados y eso colaboró para que el Ministerio de Salud pudiese cobrar por los servicios hospitalarios, que antes le arrebataban los "caranchos". El dato financiero es contundente: de $9 millones que se cobró en los 4 meses del 2018 se pasó a $45 millones en este cuatrimestre del 2019.
El trabajo previo en el sistema de salud fue clave para llegar a percibir ese dinero que ingresa directamente en las arcas de cada hospital público. Si bien lo primero y urgente es brindar asistencia al herido, una vez que ingresó al hospital, se avanzó en detectar qué cobertura tenía o quién sería el tercero responsable a quien se le facturarían y cobrarían los servicios que le presta el Estado, y se digitalizó esa información.
Acto seguido el departamento de asesoría jurídica de cada hospital generó el derecho a cobro y eso actualmente se informa a la empresa tercerizada, que con la representación jurídica del Estado, hoy se dedica al cobro del servicio.
"Antes cuando llegaba un paciente accidentado a un hospital aparecían los abogados que lo captaban y hacían de nexo para acordar con las aseguradoras de quien había provocado el accidente. Eso obviamente perjudicaba al sistema porque a la aseguradora le convenían esos acuerdos y nunca pagaba por los servicios de salud estatales. Esto cambió y se ve por ejemplo, en el accidente entre el micro y el camión que chocaron en el 2014 en San Martín. Allí fallecieron 17 personas y hubo decenas de heridos que se asistieron, pero el hospital Perrupato no percibió nada. En cambio, tras el accidente de Tur Bus, en donde murieron 19 personas y se asistió a 22 heridos, la empresa debió pagar $700.000 al sistema mendocino", precisó la ministra de Salud, Elisabeth Crescitelli.
Claramente el fin primero del sistema de salud no es el cobro de los servicios sino la asistencia, pero el hecho de efectivizarla asegura que esos hospitales puedan disponer de ese dinero para destinarlo a sus propias necesidades.
Sólo por reflejar en números el incremento de este cobro valga repasar la recaudación en accidentología en los últimos años. En el 2017 se recaudaron $21 millones por los accidentes que se atendieron en los hospitales Central, Carrillo, Lagomaggiore, Notti, Perrupato y Schestakow.
Al año siguiente, en el 2018 esa recaudación subió a $28 millones, es decir poco más de $9 millones por cuatrimestre, mientras que en el primer cuatrimestre de este año se cobraron por accidentología $45 millones, cinco veces más que en el mismo período del 2018.
Para dimensionar la cantidad de accidentados -de todas las clases sociales e ingresos- que se atienden en el sistema público sirve contar que en el 2018 fueron 1.100 los heridos que ingresaron a esos 6 efectores, y que sólo el Hospital Central asistió a 588 de ellos, por los cuales facturó a las aseguradoras $6.500.000.