Con el mismo uso o mal uso de las prendas que llevan este artefacto, tienden a gastarse los cierres y por ende a trabarse. Cuando un cierre no corre, lo primero que solemos hacer es tirar con fuerza hacia arriba o hacia abajo. Esta acción, lejos de resolverlo, puede terminar desgarrando la tela o deformando los dientes metálicos o plásticos. Lo importante no es la fuerza, sino aplicar un elemento que facilite el deslizamiento.
El truco secreto está en frotar un jabón seco sobre los dientes del cierre. La cera y los componentes del jabón actúan como un lubricante natural que permite que el cursor se deslice sin trabas. Para esto solo se necesita identificar la zona del cierre que está trabada.
Luego pasar suavemente el jabón seco sobre los dientes, de arriba hacia abajo y por último, mover el cierre lentamente hasta que empiece a correr con facilidad.
Así es como en tan solo cuestión de segundos, el cierre vuelve a funcionar y a quedar como nuevo, sin necesidad de forzarlo ni de gastar dinero en reemplazarlo.
Además del jabón seco, existen otros elementos caseros que cumplen la misma función de lubricar el cierre y los tenemos al alcance de la mano en casa:
Todos estos generan una película que facilita el deslizamiento del cursor sin dañar la prenda. Por eso, antes de rendirte con un cierre que no abre o de intentar con fuerza, recordá este consejo práctico: el jabón seco es el mejor aliado para destrabar cierres de camperas, mochilas y bolsos. Un truco económico, rápido y eficaz que puede sacarte de apuro en cualquier momento.