Farrer, quien ya había observado ballenas jorobadas heridas en el pasado, describió la escena como desgarradora, destacando la devastación emocional que implica ver a una ballena incapaz de sumergirse y moverse como debería.
La causa más probable de la pérdida de las aletas es el enredo con equipo de pesca, un peligro constante para las ballenas jorobadas. Estos cetáceos suelen enredarse en líneas de fondeo, redes y trampas, lo que representa un riesgo significativo para su bienestar.
Aunque muchas logran liberarse por sí solas, no siempre es el caso, y se desconoce cuántas mueren debido a estos incidentes. En 2022, se confirmaron 16 casos de enredos de jorobadas en las costas de Washington, Oregón y California, pero la cifra real podría ser mayor.
Un peligro que preocupa cada vez más
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El descubrimiento se realizó mediante un dron.
Ante el incremento en los avistamientos de ballenas enredadas, especialmente en la costa oeste de Estados Unidos, se han intensificado los esfuerzos para reducir estos incidentes. En California, por ejemplo, se han implementado cambios en la gestión de la pesca comercial del cangrejo Dungeness para proteger a las ballenas.
Sin embargo, la situación sigue siendo crítica para muchas especies, como la ballena franca del Atlántico Norte, que está entre las más amenazadas del mundo y para la cual los enredos son uno de los mayores peligros.
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Quizás lo peor es que los enredos no solo amenazan la vida de las ballenas, sino que además también les causan un sufrimiento prolongado, señala John Calambokidis, biólogo investigador del Colectivo de Investigación de Cascadia.