La clementina es una variedad enana de la mandarina y se adapta a la perfección a espacios pequeños. Crecen muy bien en patios o balcones que reciban pleno sol. Además, este árbol frutal se autopoliniza y no necesita de una segunda planta para producir frutos.
Lo único que debemos tener en cuenta es que la maceta sea grande y que su tierra sea arcillosa y arenosa, asegura la fuente citada. El suelo debe estar bien drenado y requiere de humedad constante.
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Árbol frutal de mandarina en maceta.
Otro árbol frutal que puedes sembrar en una maceta es la grosella. Similar a la uva, se trata de un superalimento dulce y repleto de sabor. Sus bayas pueden usarse en mermeladas y postres. Para un óptimo crecimiento, requiere de sol parcial, suelo bien drenado y humedad constante.
Expertos en jardinería aseguran que es un árbol compacto y silvestre, el cual aportará una ornamentación rústica, por lo que será un plus en la decoración del hogar. En este sentido, tendremos que asegurarnos de una buena ventilación para la planta, ya que es propensa al moho y el desarrollo de plagas.
En viveros puedes conseguir pequeños árboles de higos, los cuales, si los podas correctamente, jamás perderás el control de su tamaño. La variedad ‘higuera de Turquía’ es la mejor alternativa para tener en maceta. Además, se trata de una planta que brinda dos cosechas abundantes al año.
La experta en jardinería sostiene que una pequeña higuera en maceta se autofertiliza y es fácil de manipular. Al mismo tiempo, mientras el árbol de higos cultivado en huerto o jardín requieren poco fertilizante, los de macetas deben ser alimentados cuatro veces al año con una mezcla equilibrada especialmente diseñada para plantas frutales.