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"Hace 16 años que vivimos juntos -cuenta Gastón-. Y durante ese lapso hemos compartido muchísimos proyectos".
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-Una hermana les va a prestar el vientre ¿Cómo se produjo ese acuerdo?
-Habíamos vuelto de un viajecito y estábamos con toda la familia compartiendo un almuerzo. Justo empezamos a contar que teníamos la idea de retomar el proceso de adopción y una de mis hermanas (nota del r.: Gastón tiene cuatro) dijo que nos podía prestar el vientre sin problemas. De las cuatro, ella era la única con posibilidades de hacerlo porque había sido madre y las otras no; y la ley pone ese requisito para subrogar: haber sido mamá anteriormente.
-¿Y entonces?
-Al principio creíamos que era una broma. Pero ella insistió en que hablaba en serio. Así que tuvimos una charla de tres horas y media para pensarlo bien. Después consultamos a los médicos y a nuestra abogada, Cecilia Centenaro, para ver cómo teníamos que actuar.
A la letrada y a los médicos de la la clínica de fertilidad asistida Creo se les sumó la asistencia de psicólogos. Gastón resume: "todos ellos, junto a nuestras familias, nos acompañaron de diez".
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La pareja reconoce que cuenta con un entorno afectivo muy sólido.
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Los desafíos de recurrir a un vientre subrogado
La pareja admite que recurrir a un vientre subrogado tiene sus particularidades, aunque la que "presta" la panza sea una hermana muy querida.
"Imaginate: más allá de su generosidad, ella va a gestar durante nueve meses un hijo que no es suyo. Entonces es importante que exista una red familiar y de amigos que nos contenga a todos. Nosotros por suerte contamos con eso, tanto desde mi familia como desde la de Rodri, que me mira acá enfrente y sonríe", describe Gastón.
Tras conocer el fallo de la Justicia que los habilita a seguir adelante con el proyecto, el hogar de los chicos está más revolucionado que nunca.
"Lo primero que hicimos fue cambiarnos a una casa más cómoda, con más habitaciones; para que el bebé cuando llegue tenga su espacio. Rodrigo se recibió de programador, para tener la posibilidad de quedarse y cuidar al bebé. Yo seguiré con mi trabajo de coordinador general de un instituto preuniversitario", relata.
A su vez, la hermana de Gastón -que prefiere no dar a conocer su nombre- entrará de licencia en cuanto se produzca la fertilización asistida, que contará con la participación de una donante de óvulo.
Una vez que la mujer esté gestando, la pareja irá a visitarla periódicamente a su casa de Zona Este, donde ella vive.
Durante los últimos tres meses la rutina cambiará: "Hemos coordinado para que ella se venga a nuestra casa en esa etapa cercana al parto, de modo que podamos vivir también nosotros la experiencia de sentir los movimientos de nuestro bebé en la panza y estar activos durante las ecografías y toda la previa", se entusiasma Gastón.
Después de nueve meses, llegará el nuevo integrante: Lorenzo si es nene y Catalina si es nena.
-¿Qué les dirían a otras parejas que están pensando en tener un hijo?
-Que se animen, porque es posible. Décadas atrás nos decían que estas eran cosas lejanas a nosotros. Pero tenemos la esperanza de que el fallo que se conoció esta semana allane el camino para otras familias. Y para que si alguna personita está sufriendo porque piensa que no podrá ser papá a raíz de su identidad sepa que sí, que se puede.
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