Planeta tierra

El único mar que no toca tierra: florece en el océano cada año

Es un mar que flota sin fronteras, un hábitat que desafía la idea de lo fijo. Todos los detalles sobre esta región en medio del océano

En medio del océano Atlántico, entre las corrientes que forman un inmenso remolino, se extiende un mar sin orillas. Este es único en el planeta Tierra ya que no tiene costas ni límites visibles, pero existe, delimitado por las corrientes del Golfo, del Atlántico Norte, de Canarias y del Atlántico Ecuatorial.

Su centro, de aguas cálidas y claras, flota entre los 20° y 35° de latitud norte, y se distingue por un fenómeno único en el planeta Tierra: la acumulación de algas pardas del género Sargassum, que dan nombre a este mar. Te contamos sobre el Mar de los Sargazos.

Mar saggasos

El único mar que no toca tierra: florece en el océano cada año

El sargazo no está anclado al fondo marino. Flota libremente por el océano, formando extensas alfombras doradas que pueden verse desde el aire como manchas de ámbar sobre el azul profundo.

En esas masas flotantes del océano habitan comunidades enteras: peces voladores, anguilas juveniles, cangrejos, tortugas y caballitos de mar. Muchos de ellos dependen por completo de este ecosistema. Las anguilas europeas (Anguilla anguilla) y americanas (Anguilla rostrata) viajan miles de kilómetros para desovar aquí, cumpliendo un ciclo vital que aún guarda misterios.

Mar saggasos (2)

La historia de este mar

El Mar de los Sargazos fue temido por los primeros navegantes europeos. Cristóbal Colón lo cruzó en su primer viaje hacia América en 1492 y escribió sobre sus aguas inmóviles, cubiertas de plantas que parecían detener el avance de las naves. Pero en realidad, el mar no está quieto: sus corrientes giran lentamente en sentido horario, manteniendo en suspensión ese jardín flotante. Su superficie puede alcanzar temperaturas de hasta 28 °C, y su transparencia permite ver hasta 60 metros de profundidad.

Este mar enfrenta desafíos que lo amenazan. El aumento de nutrientes procedentes de ríos y desechos agrícolas ha favorecido el crecimiento excesivo del sargazo. Parte de esas algas se desprenden y son arrastradas hacia el Caribe y las costas de América, donde se acumulan en grandes cantidades, afectando ecosistemas costeros y economías locales.

Temas relacionados: