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El único lago del planeta Tierra que se utiliza para producir electricidad y obtener gas

Un lago único en el planeta Tierra, dividido por dos países, ha aprendido a producir electricidad y cosechar gas

A primera vista, este lago parece un espejo tranquilo atrapado entre montañas volcánicas. Pero bajo esa superficie plateada, duerme una de las reservas naturales más singulares del planeta Tierra.

En las profundidades de este lago se acumulan miles de millones de metros cúbicos de gas metano y dióxido de carbono, atrapados por siglos de actividad volcánica. Esa rareza geológica única en el planeta Tierra, que podría ser una amenaza, se ha convertido en fuente de energía y esperanza.

Lago Kivu

El único lago del planeta Tierra que se utiliza para producir electricidad y obtener gas

Se trata del lago Kivu, en África. Ruanda fue el primero en transformar ese peligro en oportunidad. Con un enfoque casi visionario, el país comenzó a extraer metano del lago para producir electricidad.

Allí, en plataformas flotantes que parecen naves silenciosas, ingenieros bombean el gas desde zonas profundas, lo purifican y lo envían a tierra firme para alimentar plantas que hoy abastecen una parte clave de la red eléctrica nacional. En un continente que lucha contra la escasez energética, este lago se volvió una especie de milagro técnico.

Lago Kivu (1)

El lago compartido por Ruanda y República del Congo

La extracción también cumple una segunda función esencial, reduce el riesgo de una erupción limnica, ese fenómeno raro y devastador en el que los gases atrapados podrían liberarse de golpe, sofocando a poblaciones enteras. Lo que en otras regiones del planeta Tierra sería una amenaza natural inmanejable, aquí se convierte en una estrategia de supervivencia que, al mismo tiempo, impulsa desarrollo económico.

Del lado congoleño, el gas del lago también se ha convertido en un recurso estratégico. Aunque su explotación avanza con mayor cautela, se estudian proyectos para usar el metano en energía industrial y en el suministro doméstico. Ambas orillas, con historias diferentes y ritmos distintos, comparten, sin embargo, la misma certeza.

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