Cuando hojas y los tallos de las plantas comienzan a lucir de color amarillo, lo más probable es que las mismas cuenten con falta de hierro, y aunque no lo creas en tu cocina se encuentra la solución a este problema.
Cuando hojas y los tallos de las plantas comienzan a lucir de color amarillo, lo más probable es que las mismas cuenten con falta de hierro, y aunque no lo creas en tu cocina se encuentra la solución a este problema.
Se trata de las esponjas de virulana (lana de acero), las cuales al mojarse comienzan a largar un líquido de color marrón.
Todo se debe a la germinación de una espora (germen microscópico que se parece a una mota de polvo) el cual se da en la superficie de la hoja. Esa espora puede llegar a ser depositada en la planta por una gota de agua de lluvia que ha rebotado desde el suelo.
El hongo desarrolla sus filamentos en los tejidos de la hoja y prolifera, lo que causa una aparición de manchas y marchitación localizada. Cuando las condiciones son desfavorables, por ejemplo porque hace demasiado frío o el tiempo está demasiado seco, su desarrollo se interrumpe. Si la planta está en crecimiento en este momento dado, las hojas jóvenes se quedan indemnes.
El primer paso consiste en sumergir trozos de virulana (lana de acero) en agua y dejarlos reposar durante 5 a 7 días. El óxido que se libera en el agua actúa como un suplemento de hierro de liberación lenta, ideal para combatir la clorosis férrica de forma económica y natural.
Esta agua de color marrón deberá ser empleada al momento de regar tus plantas. Te aconsejamos colar bien la mezcla antes de regar tus plantas, ya que la idea es que uses solo el líquido y no la esponja de virulana.
Este truco se realiza con esponjas de virulana nuevas, no con aquellas que ya combinaste con jabón o con detergente. Te aconsejamos regular y moderar el riego con este líquido, ya que las concentraciones excesivas de hierro pueden ser tóxicas, causando clorosis (amarillamiento de las hojas), retraso en el crecimiento y otros problemas.
Incluso en otra época se acostumbraba plantar clavos oxidados en las plantas, ya que los mismos iban lanzando óxido y las plantas mejoraban su apariencia.
Por lo general, los síntomas incluyen manchas amarillas, naranjas o rojas en las hojas, con pústulas polvorientas en el envés. Para controlar la roya, se recomienda retirar las partes afectadas, usar variedades resistentes y aplicar tratamientos con azufre o cola de caballo.