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Prepara las milanesas como siempre: pásalas por huevo batido con condimentos y luego por pan rallado (podés usar también panko para más crocancia).
Luego colócalas en una bandeja sin encimar y llévalas a la heladera durante al menos 30 minutos. Este paso permite que el empanado se adhiera mejor y se seque ligeramente.
Calienta bien el aceite antes de freír. Debe estar entre 170° y 180°C (punto justo: cuando al tirar un pequeño trozo de pan empieza a burbujear fuerte).
Freí por tandas, sin amontonar, y solo por unos minutos de cada lado. No sobrecargues el aceite, ya que eso baja la temperatura y deja las milanesas más grasosas.
Coloca las milanesas ya cocidas sobre papel absorbente o rejilla metálica. No las apiles una sobre la otra inmediatamente.
Milanesas crocantes el truco casero para lograrlo.jpg
¿Por qué este truco funciona?
- El frío fija el pan rallado y evita que se despegue al contacto con el aceite caliente.
- El aceite bien caliente sella la superficie de inmediato, impidiendo que la carne absorba grasa.
- La cocción rápida reduce el tiempo de exposición al aceite, conservando el sabor y la textura.
En caso de que prefieras evitar la fritura, también podés aplicar este mismo truco y luego cocinar las milanesas al horno o en una freidora de aire. Quedarán igual de crocantes, especialmente si usas un pan rallado más grueso y un toque de aceite en spray.
Este truco casero demuestra que la clave no es solo cómo cocinas, sino cómo preparas antes de cocinar. Con solo 30 minutos de frío y un aceite bien caliente, tus milanesas quedarán crocantes, doradas y nada aceitosas.