Turismo

El pueblo que tiene las termas más altas del mundo

Es el principal atractivo turístico de este pueblo con menos de 4.000 habitantes

Argentina guarda pueblos donde el agua hierve a 1.750 metros y las dunas blancas parecen nieve en pleno desierto. Mientras San Pedro de Atacama en Chile se llena de mochileros, de este lado este lugar permanece como un secreto para quienes buscan termas volcánicas y rutas 4x4 por paisajes lunares.

Fiambalá, en la provincia de Catamarca, con poco más de 3.000 habitantes, es perfecto para viajeros que prefieren silencio y agua caliente a 50 °C, nada más ni nada menos. Un real espectáculo para pasar unos días relajados y en la tranquilidad.

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En medio de las termas naturales del pueblo hay varios hospedajes.

En medio de las termas naturales del pueblo hay varios hospedajes.

El pueblo con las termas más altas del mundo

A 320 km al oeste de la capital catamarqueña, Fiambalá es una pequeña localidad cuya villa cabecera consta de una plaza principal con iglesia, calles empedradas y un museo arqueológico con momias incaicas. El clima desértico ofrece 350 días de sol.

El imán absoluto del lugar son las Termas de Fiambalá, 14 piletas naturales escalonadas entre 1.750 y 2.000 metros de altura, con temperaturas de 28 a 51° alimentadas por un volcán. El acceso es libre pero se llega en excursiones compartidas. El campo de piedra pómez, a 90 kilómetros, es otra opción turística. Es un laberinto de rocas blancas esculpidas por el viento, declarado Paisaje Protegido con cupo diario de 120 personas.

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El pueblo de Fiambalá no es solo termas volcánicas.

El pueblo de Fiambalá no es solo termas volcánicas.

Los sabores puneños brillan en este pueblo. Cabrito al horno de barro con papas andinas, empanadas de quinoa con queso de cabra y locro catamarqueño con maíz pisado son los menúes regionales.

Fiambalá es un destino termal en Catamarca, donde aguas volcánicas y dunas blancas tejen viajes extremos. Sus piletas lo coronan como el pueblo para cocinar el cuerpo en la Puna, regresando con piel suave y arena blanca en los bolsillos.

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