Argentina conserva pueblos que sirven de umbral a sitios prehistóricos, donde la estepa infinita se interrumpe con cañadones pintados por manos ancestrales. En vez de los glaciares sobrecargados, hay un punto de paso que combina historia rupestre con rutas de viento constante.
El nombre del pueblo seguramente te suena: Perito Moreno, en la provincia de Santa Cruz, con 4.617 habitantes. Es la cabecera para excursiones al conocido glaciar que lleva el mismo nombre, pero también a esta cueva que guarda historia pura y viva.
El pueblo de Perito Moreno está ubicado en Santa Cruz.
La Cueva de las Manos en este pueblo
A 480 km al noroeste de Río Gallegos, Perito Moreno se alcanza por la Ruta Nacional 40. La villa cabecera tiene una avenida principal con el monumento a Francisco Pascasio Moreno, calles anchas y un museo municipal con réplicas de fósiles. Fue fundado en 1927 como estación telegráfica pero, hoy es municipio con 1.800 viviendas censadas.
El tesoro principal, además del glaciar, es la Cueva de las Manos. Se puede acceder a ella con un tour de 3 horas y es un sitio de la UNESCO con 800 impresiones de manos negativas en rojo ocre, datadas en 7.300 a.C. El parque provincial limita 100 visitantes por día para proteger las pinturas de la erosión.
Para la acción diaria de los turistas hay un set preparado en el pueblo que consta de un trekking de 2 horas al Cerro de los Indios, con vistas 360° de la estepa y petroglifos tehuelches; ciclismo por 30 kilómetros hasta Bajo Caracoles o cabalgatas de 4 horas por el Valle del Río Pinturas con gauchos que narran leyendas patagónicas. En octubre, la Fiesta del Turismo suma carreras de caballos y asados masivos.
Las manos registradas en la cueva de este pueblo.
Los gustos locales del pueblo orbitan el cordero: al disco con cebolla patagónica, empanadas de guanaco y guiso de lentejas con chorizo ahumado. Los bodegones sirven trucha del lago con salsa de calafate y postre de dulce de ruibarbo.
Perito Moreno es un destino arqueológico en Santa Cruz, donde cuevas pintadas y estepas ventosas forjan exploraciones profundas. Sus trekkings históricos, lagos remotos y fogones gauchos lo elevan como el pueblo para desenterrar la Patagonia antigua, partiendo con arena en los zapatos y ecos de 9.000 años en la mente.





