Pescadores locales salen cada madrugada en sus embarcaciones tradicionales, manteniendo vivo el espíritu del pueblo y abasteciendo a los restaurantes con productos frescos del mar.
Reconocidos chefs internacionales transforman los frutos del mar en creaciones culinarias que fusionan técnicas contemporáneas con sabores tradicionales mexicanos.
Familias enteras encuentran en las playas protegidas de Punta Mita el equilibrio perfecto entre lujo y naturaleza, con aguas tranquilas ideales para todas las edades.
Un paraíso más allá del turismo masivo
Deportistas de élite y aficionados confluyen en los campos de golf diseñados por Jack Nicklaus, considerados joyas arquitectónicas integradas al paisaje natural.
Surfistas de diversos niveles aprovechan las condiciones únicas del mar, que ofrece olas perfectas para principiantes y expertos por igual.
Hoteles boutique y alojamientos exclusivos se mimetizan con el entorno, respetando la arquitectura tradicional del pueblo y evitando las construcciones masivas típicas del Caribe.
Aventureros y amantes de la naturaleza descubren en las aguas cristalinas un paraíso para el snorkel y el paddleboarding, con visibilidad excepcional durante todo el año.
Las temperaturas primaverales predominan entre diciembre y abril, creando condiciones ideales para disfrutar de actividades al aire libre sin el agobiante calor del Caribe.
Artesanos locales mantienen vivas sus tradiciones en talleres abiertos al público, donde comparten técnicas ancestrales heredadas por generaciones.
Grupos reducidos de visitantes privilegiados eligen este rincón de México por encima de destinos masificados como Cancún, valorando su autenticidad y exclusividad natural.
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