El portaaviones más grande del planeta Tierra: un barco para 74 aviones y 337 metros
El USS Gerald R. Ford es un buque que fue comisionado en 2017 y representa una inversión sin precedentes en la historia militar, con un costo estimado de más de 13.000 millones de dólares. Aunque su construcción fue compleja y estuvo marcada por retrasos y sobrecostos, la entrada en funcionamiento de este barco simboliza la apuesta de Estados Unidos por mantener su supremacía naval en todo el planeta Tierra.
Una de las principales innovaciones de este buque que lo distingue es su sistema de lanzamiento EMALS (Electromagnetic Aircraft Launch System), que reemplaza a las catapultas de vapor utilizadas por décadas. Este mecanismo no solo aumenta la eficiencia del despegue, sino que también reduce el desgaste de los aviones y permite lanzar aeronaves más ligeras, como drones, que son cada vez más relevantes en la guerra moderna.
Portaaviones (2)
Gerald R. Ford sirvió en la Marina de los EE. UU. durante la Segunda Guerra Mundial.
¿Cómo es este portaaviones de Estados Unidos?
Este portaaviones de caracteriza por:
- contar con una eslora de 337 metros y un desplazamiento superior a las 100.000 toneladas, este gigante barco se asemeja a una pequeña ciudad flotante.
- su cubierta de vuelo alcanza los 78 metros de ancho, lo que le permite operar alrededor de 75 aeronaves entre cazas de última generación como el F-35C Lightning II, los tradicionales F/A-18 Super Hornet, helicópteros y drones especializados en misiones de vigilancia y ataque.
- cuenta con sistemas avanzados de radar, armas defensivas de última generación y mejoras significativas en eficiencia energética y logística interna.
- el buque es propulsado por dos reactores nucleares, lo que le otorga una autonomía prácticamente ilimitada: puede operar durante más de 20 años sin necesidad de repostar combustible. A bordo, alberga a unas 4.500 personas, entre tripulación naval y personal aéreo, que mantienen las operaciones de vuelo, defensa y soporte logístico.
Más allá de su imponente tamaño, este portaaviones constituye una pieza clave en la estrategia militar estadounidense, al permitir proyectar poder en cualquier región del planeta Tierra con rapidez y eficacia. Su sola presencia en un océano se convierte en un mensaje de disuasión y en una demostración tangible de la superioridad tecnológica y militar de Estados Unidos.