Muchas veces el periodista tiene que pedir permiso para escribir o decir lo que sabe por más que sea cierto, sobre todo si ese dato afecta al poder. Y otras tantas veces, cuando publica lo que sabe sin pedir permiso, debe agarrarse fuerte para bancarse las consecuencias. Dependiendo del poder del medio para el que sirve, la represalia puede ser sin más, perder el trabajo.

Eso habla de que la profesión de periodista no es tan libre como muchos suponen.

Es un oficio que requiere principalmente pasión para ejercerlo porque se practica bajo presión permanente: la presión del poder, la presión del tiempo de la entrega y la presión de la vida misma ya que es un trabajo en general precarizado y en riesgo, como tantos otros, por la amenaza latente de la inteligencia artificial que se devora las profesiones vinculadas con la palabra y las ideas.

fake-news-coronavirus
El periodista es clave en estos tiempos donde circulan las noticias falsas.

El periodista es clave en estos tiempos donde circulan las noticias falsas.

Tampoco hay independencia ni objetividad en las ideas ya que somos todos producto de un hogar y del pensamiento de una escuela y una religión. Incluso el ateísmo es una manifestación del pensamiento que impregnará cada una de las ideas que un periodista vierta en un medio de comunicación.

No obstante todos los nubarrones que persiguen a nuestra noble actividad y en tiempos de tanta zozobra y abundancia de la noticia falsa o la cada día más popular fake news, es un aliciente saber que siempre habrá alguien dispuesto a contar verdades incómodas para el poder y a correr el velo de las mentiras y las operaciones, nombre que se le da en nuestra industria a la mentira armada con maña para afectar a alguien. Por eso, feliz día a quienes se animan a ser periodistas.