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El pedazo de tierra sin ley ni gobierno que ningún país del mundo conquistó o reclama

En el mundo existe un pedazo de tierra que no pertenece a ningún país y que no es reclamado por nadie, sin gobierno ni leyes, es uno de los últimos lugares genuinamente deshabitados del planeta.

El mundo es un lugar diverso compuesto por 193 países reconocidos por la ONU. En la actualidad casi cada pedazo de tierra del planeta está reclamado por algún país. Sin embargo, existen algunas excepciones, conocidas como tierras nullius.

Las tierras nullius son porciones de tierra que no pertenecen a ningún país soberano, persona ni pueblo. Actualmente, se reconocen tres casos destacados. Te contamos sobre la importante del mundo que aún no ha sido reclamada oficialmente y que es valorada por los más aventureros.

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El pedazo de tierra que ningún país pudo conquistar y que nadie reclama: no es la Antártida

Existe un lugar llamado Bir Tawil, un pedazo de tierra en el noreste de África que ningún país reclama como suyo. Se encuentra entre Egipto y Sudán y tiene una extensión de aproximadamente 2.060 kilómetros cuadrados. Su peculiar estatus se debe a discrepancias históricas en las fronteras establecidas por los británicos en 1899 y 1902.

Egipto reconoce la frontera de 1899, que otorga Bir Tawil a Sudán, mientras que Sudán sigue la de 1902, asignándolo a Egipto. Debido a esta confusión, ambos países lo ignoran. Este desierto árido y sin recursos permanece sin dueño, siendo un curioso caso de tierra "de nadie".

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La historia de esta tierra de nadie

A pesar de su singularidad, Bir Tawil no ha despertado interés por parte de ningún país debido a su desolación y falta de recursos naturales. Este territorio árido, dominado por dunas de arena y temperaturas extremas, carece de agua potable, infraestructura o algún valor económico aparente.

Sin embargo, ha sido objeto de curiosidad por exploradores y personas que buscan declarar su propio "reino" simbólico. Ejemplo de esto fue en 2014, cuando un estadounidense intentó proclamarlo como su nación para cumplir el deseo de su hija de ser princesa. Bir Tawil sigue siendo un ejemplo fascinante de cómo los límites políticos y la geografía pueden crear vacíos territoriales únicos.

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