La pesca es una de las actividades humanas más antiguas y esenciales del planeta Tierra, y sus flotas marcan la forma en que los países aprovechan los recursos del mar. A nivel global, algunos países se destacan por la magnitud de sus barcos y la capacidad de sus flotas.
Mientras unos concentran el esfuerzo en pesca artesanal y local, otros invierten en flotas industriales que recorren océanos enteros. Esta diferencia no solo refleja la geografía y economía de cada país, sino también su estrategia y relación con los recursos marinos. Indonesia y China son ejemplos claros de estas dos formas de dominar los mares.
El país con la flota pesquera más grande del planeta Tierra, supera imponentes barcos de China
Indonesia, el archipiélago más grande del planeta Tierra, posee una flota pesquera que asombra por su tamaño: alrededor de 1,1 millones de embarcaciones en 2024, incluyendo barcos marinos y de agua dulce. La mayoría de las embarcaciones de este país son pequeñas y artesanales, diseñadas para faenar cerca de la costa y abastecer a las comunidades locales.
Aunque hay muchísimos barcos, su capacidad de pesca individual es limitada y no alcanzan grandes distancias. Esta flota refleja la vida diaria de millones de pescadores, la economía interna del país y cómo Indonesia depende de su extensa costa y de sus mares ricos en recursos para sostener su alimentación y comercio local.
La imponente flota pesquera de China
China tiene menos embarcaciones pequeñas que Indonesia, pero su flota industrial es mucho más potente. Sus barcos de gran capacidad operan en aguas distantes y representan cerca del 44% de la pesca visible mundial, proyectando su influencia a nivel global. Mientras Indonesia domina en cantidad de barcos y pesca local, China sobresale por tecnología, alcance y volumen de captura.
En pocas palabras, Indonesia gana en número de embarcaciones, pero China domina en capacidad y presencia internacional. Esta comparación muestra dos modelos de flota: uno centrado en la comunidad y otro en la proyección global, cada uno adaptado a su realidad geográfica y económica.