En un país de América del Sur, el fútbol va más allá del deporte y se vive como una pasión colectiva que forma parte esencial de su identidad cultural.
En América del Sur existe un país donde el fútbol trasciende lo deportivo y se convierte en parte esencial de la identidad nacional. Allí, cada partido se vive con intensidad, como una celebración colectiva que une generaciones, barrios y tradiciones.
Esa pasión por el fútbol se refleja en cada rincón de un determinado país de América del Sur, en las calles adornadas con banderas, en las charlas cotidianas donde el fútbol es tema obligado y en los estadios que vibran como templos llenos de emoción.
Brasil es considerado el país más futbolero del mundo. De acuerdo con datos de Statista Consumer Insights (2023-2024), el 91% de los aficionados deportivos brasileños sigue de cerca las ligas, equipos y competiciones de fútbol profesional. Esta pasión no sorprende, considerando su historia rica en títulos, ídolos como Pelé, Ronaldo o Neymar, y una cultura que respira fútbol en cada rincón.
Sin embargo, no está solo. Según la encuesta, países como México (81%), Alemania (76%) y Francia (72%) también tienen una gran base de fanáticos fieles al balón. Y aunque en lugares como Estados Unidos o Japón los porcentajes son más bajos, el fútbol continúa creciendo como fenómeno global.
El fútbol en Brasil es un fenómeno cultural profundamente arraigado, donde cada rincón del país parece vivir y respirar el deporte. Además de la Selección Nacional, que ha ganado cinco Copas del Mundo, el fútbol brasileño tiene una rica tradición de equipos locales que son el alma de diversas ciudades.
Por ejemplo, en Río de Janeiro, el Flamengo no es solo un club, sino una auténtica institución que moviliza a millones de personas. Los partidos entre Flamengo y Fluminense, por ejemplo, son un reflejo de la pasión que despierta este deporte en el país.