Al año siguiente (1892), esta técnica fue adoptada oficialmente para investigaciones criminales y el registro de antecedentes. En poco tiempo, este invento permitió resolver un crimen en Necochea, donde se identificó a una mujer que había asesinado a sus dos hijas, demostrando así la eficacia del sistema.
Según la página oficial del gobierno de San Juan Vucetich definió a la Dactiloscopía como “la ciencia que se propone identificar a las personas físicamente consideradas por medio de la impresión o reproducción física de los dibujos formados por las crestas papilares en las yemas de los dedos de las manos”.
El invento del Sistema Dactiloscópico Argentino, creado por Juan Vucetich, fue el primero en usar de forma científica y sistemática las huellas dactilares para identificar personas con fines policiales y judiciales.
En 1905, la Policía Federal Argentina incorporó formalmente este invento, que pasó a conocerse como el Sistema Dactiloscópico Argentino. En 1907, la Academia de Ciencias de París informó públicamente que el método de identificación de personas desarrollado por Vucetich era el más exacto conocido hasta ese momento. Desde entonces, se fue perfeccionando. Hoy en día, las huellas se agrupan en cuatro categorías y existen varios procedimientos para su toma, debido al aumento en la cantidad de registros.