Hipólito Bouchard izó bandera argentina
Hipólito Bouchard fue un marino y corsario comprometido con la emancipación de Latinoamérica. Participó en la Revolución de Mayo y en las campañas del Ejército de los Andes bajo el mando de José de San Martín
Sin embargo, su rol pasó a ser el de un corsario, es decir, un marino autorizado por el gobierno revolucionario para atacar embarcaciones y posiciones enemigas en el marco de la guerra contra España.
Este personaje partió en 1817 a bordo de la fragata La Argentina equipada con 34 cañones y una tripulación de 200 integrantes, recorrió diversos puertos estratégicos del mundo donde desplegó acciones militares clave con el objetivo de llevar la causa independentista más allá de las fronteras sudamericanas.
Su misión era la de proteger el comercio libre. Aunque también se dice que para hostigar posiciones españolas en distintos mares y demostrar que la joven nación tenía presencia internacional.
Durante su viaje, atacó puertos en Chile, Perú, Filipinas, Hawái y Centroamérica, pero el episodio más recordado ocurrió en Monterrey (California), cuando logró tomar el fuerte español y mantener el control de la zona durante seis días.
Luego de estudiar las defensas, Bouchard y sus hombres desembarcaron el 24 de noviembre, tomaron el fuerte español que protegía el puerto y, como señal de conquista, la bandera argentina ondeó en territorio norteamericano, convirtiéndose en un símbolo de resistencia contra el dominio colonial.
bandera argentina (1)
La bandera argentina flameó durante seis días en Monterrey, una ciudad costera de California
Aunque el episodio fue breve, marcó un precedente: la bandera argentina fue la primera insignia latinoamericana en flamear en lo que hoy es Estados Unidos.
Los pobladores de Monterrey observaron con sorpresa el cambio de pabellón, mientras que los españoles intentaban reagruparse para recuperar el control. Finalmente, la ocupación se mantuvo hasta el 29 de noviembre, cuando la tripulación decidió reembarcar y continuar la campaña.
Esto sin duda fue un hecho que quedo grabado, un episodio que aún se recuerda como una muestra del alcance global que tuvo la lucha por la independencia.
Hoy, más de 200 años después, la anécdota del pabellón argentino flameando en California sigue siendo un testimonio de coraje y visión estratégica, y un motivo de orgullo para la historia naval del país.