El movimiento B también se inserta en las aulas latinoamericanas de la mano de la Academia B. Mendoza no es la excepción. Cómo se divulga esta concepción en la provincia.
Puede aparecer, cuando se empieza a conocer el Sistema B, un cuestionamiento desde el escepticismo hacia las mismas bases que sustentan el movimiento: ¿es realmente posible concebir un empresariado consciente, que combine los objetivos de rentabilidad con las miras de impactar positivamente en la sociedad y el medio ambiente? La clave para responder esta pregunta parece estar en la formación. Para enseñar y explicar cómo una empresa puede ser exitosa de otra manera, el economista Heraldo Muñoz coordina Academia Mendoza Impacta (AMI), una adaptación “bien mendocina” de la Academia B, como él la llama.
En medio de las iniciativas del Encuentro +B, AMI nació con un grupo de profesores que se propusieron traer una visión académica a
Mendoza. “De ahí la impronta nuestra, más atendiendo a las cosas que creemos que son más importantes para la academia mendocina que para la academia latinoamericana y norteamericana”, señala Muñoz.
Él también es conferencista y se desempeña en tareas de desarrollo pedagógico en la UNCUYO. A su entender, lo que más distingue a Mendoza dentro del contexto en el que está inserta es que “tiene un sector empresario muy alejado de las instituciones académicas porque considera que la educación formal no es tan importante, en gran parte por culpa de las instituciones universitarias, que son muy teóricas”.