La decoración del hogar abarca todas las salas de la vivienda, incluyendo el baño. En estos lugares de espacios reducidos se debe combinar elegancia y practicidad. Por esta razón, expertos recomiendan quitar las clásicas mamparas y optar por las duchas italianas.
Esta alternativa no es simplemente una moda, sino una solución inteligente que nos permite optimizar el espacio, mejorar la accesibilidad y simplificar la limpieza de una manera que nunca antes habíamos imaginado.
En primera instancia, una de las grandes ventajas que encontraremos al momento de reemplazar la mampara por la ducha italiana es la sensación de amplitud y fluidez. Al prescindir de las estructuras voluminosas y los perfiles metálicos, el baño se percibe más grande y despejado.
En este sentido, no hay barreras visuales que rompan la continuidad del espacio, creando un ambiente minimalista y relajante que nos invita a desconectar del estrés diario. Esta característica es especialmente valiosa en baños pequeños, donde cada centímetro cuenta para lograr una sensación de confort y privacidad.
Otro de los grandes beneficios que hay en este cambio que realizaremos es la facilidad al momento de limpiar el baño. Las mamparas, con sus rieles, perfiles y uniones, son el lugar perfecto para que se acumule sarro, moho y restos de jabón, convirtiendo la limpieza en una tarea tediosa y constante. Con la ducha italiana, esa preocupación desaparece porque se trata de un espacio abierto, sin rincones difíciles de alcanzar.
La funcionalidad, también es un pilar central en las duchas italianas. Al no tener un escalón o borde, facilitan el uso para personas con movilidad reducida, adultos mayores o niños pequeños, algo que con la mampara se dificultaba.
Seguramente pensarás que la falta de bordes o escalones hará que el agua de la ducha se desparrame por todo el baño. Sin embargo, esto no es así, ya que su diseño se aprovecha de los niveles del suelo para crear un efectivo desagüe que permitirá el correcto drenaje.