La astronomía moderna conoce siete objetos similares en órbitas parecidas a las de la Tierra, y todos están "llenos de sorpresas", según palabras del investigador español. Entre todas estas quasi-lunas conocidas, 2025 PN7 tiene el récord de ser "la más pequeña y la menos estable", según le contó de la Fuente Marcos a Live Science por correo electrónico.
cuasi luna
El descubrimiento sorprendió a la comunidad científica.
El descubrimiento oficial llegó gracias al telescopio Pan-STARRS1 del Observatorio Haleakal en Maui, Hawái, que lo detectó el 30 de julio de este año. Pero los datos posteriores sugieren que este pequeño asteroide ya estaba ahí, siguiendo su danza cósmica alrededor de la Tierra, desde hace unas siete décadas.
Adrien Coffinet, un periodista francés y astrónomo aficionado, fue quien primero propuso clasificar a 2025 PN7 como quasi-luna después de hacer sus propios cálculos. "2025 PN7 parece ser un quasi-satélite de la Tierra durante los próximos 60 años", escribió Coffinet el 30 de agosto en la Lista de Correo de Planetas Menores.
Por qué tardamos tanto en encontrarlo
La pregunta obvia es: ¿cómo pudo pasar desapercibido durante tanto tiempo? De la Fuente Marcos tiene una respuesta clara: "Es pequeño, tenue, y sus ventanas de visibilidad desde la Tierra son bastante desfavorables, así que no sorprende que pasara inadvertido durante tanto tiempo".
El estudio que describe este descubrimiento se publicó el 2 de septiembre en Research Notes of the American Astronomical Society, una revista que permite a los autores compartir rápidamente hallazgos de interés con la comunidad astronómica. Esta publicación no pasa por revisión por pares tradicional, pero sí cuenta con moderación editorial para verificar que el contenido sea apropiado antes de publicarse.
Los investigadores creen que probablemente hay más quasi-lunas esperando ser descubiertas. El Observatorio Vera C. Rubin, que comenzó a operar recientemente y puede rastrear objetos como este, "podría descubrir muchos más como 2025 PN7", agregó de la Fuente Marcos. La astronomía moderna cuenta ahora con herramientas más poderosas que pueden detectar estos pequeños compañeros cósmicos que antes permanecían invisibles para nosotros.