Los paleontólogos no podían creer lo que veían. Cuando el primer fragmento de costilla apareció en 2021, con espinas fundidas al hueso, la reacción inmediata fue hacer una tomografía computarizada para verificar que no fuera falso. El descubrimiento resultó ser completamente real y llevó a los investigadores hasta las montañas del Atlas Medio de Marruecos, donde en 2023 encontraron más restos de este dinosaurio extraordinario.

El Spicomellus afer vivió hace entre 174.7 y 161.5 millones de años durante el Jurásico Medio. La revista Nature publicó el estudio confirmando que se trata del anquilosaurio más antiguo conocido hasta ahora en África.

Un descubrimiento que va contra la lógica

Susannah Maidment, paleontóloga del Museo de Historia Natural de Londres y autora principal del estudio, explicó que los anquilosaurios típicamente tenían collares óseos alrededor del cuello formados por placas planas fusionadas. Pero este ejemplar era diferente. "Este tenía un collar óseo enorme y robusto con forma de cuello y un par enorme de espinas de un metro de largo sobresaliendo a cada lado", contó a Live Science.

anquilosaurio africa
El descubrimiento de la impresionante armadura marca un hito en la historia de la paleontología.

El descubrimiento de la impresionante armadura marca un hito en la historia de la paleontología.

Las espinas cervicales más largas alcanzaban al menos 87 centímetros desde ambos lados del cuello. El animal medía aproximadamente 4 metros de largo. La paleontología moderna nos enseña que cuando los animales desarrollan características tan exageradas, suelen estar relacionadas con el sexo. Los científicos sugieren que estas espinas funcionaron como selección sexual para demostrar que el dinosaurio era un compañero saludable.

Los investigadores especulan que el extremo de la cola presentaba una formación similar a una maza, sugiriendo que estas estructuras tenían también una función defensiva.

Evolución de la armadura

Entre los anquilosaurios, la función pudo haber seguido a la moda. Los anquilosaurios del Cretácico presentaban armaduras más simples que servían como defensa contra dinosaurios terópodos, cocodrilos y otros depredadores.

Este descubrimiento en África abre nuevas perspectivas sobre cómo evolucionaron estos gigantes blindados y cómo la selección sexual pudo haber jugado un papel más importante de lo que pensábamos.