Las papas fritas mostraron una asociación clara con el aumento del riesgo de diabetes tipo 2. Tres porciones semanales elevaron las probabilidades en un 20%. Sin embargo, las papas horneadas, hervidas o en puré no presentaron la misma correlación significativa con la enfermedad.
Los científicos descubrieron que reemplazar cualquier tipo de papa por granos integrales reduce el riesgo de diabetes tipo 2 en un 4%. Cambiar específicamente las papas fritas por granos integrales disminuye el riesgo en un 19%. Incluso sustituir las papas fritas por granos refinados mostró beneficios.
Walter Willett, profesor de epidemiología y nutrición de Harvard, destacó que "pequeños cambios en nuestra dieta diaria pueden tener un impacto importante en el riesgo de diabetes tipo 2". El investigador enfatizó la importancia de limitar las papas fritas y elegir fuentes saludables de carbohidratos como los granos integrales.
cocinar papas fritas
Este estudio arrojó un resultado inesperado, y que pinta como nocivo el consumo excesivo de papas fritas.
Evidencia confirmada por Harvard
Los investigadores complementaron sus hallazgos con un metaanálisis que incluyó datos de estudios previos. Esta aproximación involucró información de 13 cohortes que examinaron el consumo de papas y 11 cohortes sobre granos integrales, abarcando más de 500.000 participantes y 43.000 diagnósticos de diabetes tipo 2 en cuatro continentes.
Mousavi cambió el enfoque del debate: "Estamos desplazando la conversación de '¿Son buenas o malas las papas?' hacia una pregunta más matizada y útil: ¿Cómo se preparan y qué podríamos comer en su lugar?". Esta perspectiva reconoce que no todos los carbohidratos son iguales y que la preparación influye significativamente en sus efectos sobre la salud.