Una forma de evitar el paso de cargas a las generaciones futuras, es no colocar a nuestros hijos nombres de antepasados recientes en el árbol genealógico.
Para la filosofía oriental, hacernos cargo de nuestros actos en base a las consecuencias que los traen, es una forma de pasar por este mundo con la conciencia de vivir bien y dejar el alma más pura para la próxima vida. Lo que somos hoy es un resultado de lo que fuimos ayer y lo que seremos mañana.
Especialistas en astrología y vidas pasadas explican que existen 12 leyes budistas para la limpieza del karma. Además, existen tres tipos diferentes de karma diferenciados principalmente en el ajuste de cuentas que estamos pagando de vidas pasadas, o de equivocaciones en esta vida presente.
El karma es algo que podemos pasarnos a nosotros mismos en las próximas vidas y algo que podemos pasarle a nuestros hijos en esta vida. Un error muy común es colocar a los niños recién nacidos nombres de familiares cercanos como padres o abuelos. Ello de seguro va a generar una repetición de patrones con los que carga el dueño original del nombre. Así es muy normal ver que en ciertas familias las personas que tienen el mismo nombre pasan por situaciones similares muy puntuales.
Un caso que asombra a los expertos, y que han visto repetirse generacionalmente, es el de familias en las que miembros que se llaman de igual forma tienden a fallecer de maneras muy catastróficas y a temprana edad.
Otra forma de ayudar a nuestros hijos a experimentar su paso por la vida, es limpiar nuestras propias cargas kármicas que, como padres, probablemente pasaremos a las próximas generaciones.
Es el karma de manifestación emocional, se recibe y se percibe de manera instantánea, como cuando hacemos algo que nos hace sentir útiles o desdichados.
Karma de manifestación mental, está en nuestra mente, en nuestros recuerdos sobre algo que hicimos y no podemos dejar de pensar.
Karma de manifestación física, es la acción que creamos y las decisiones que tomamos ahora mismo, mientras vivimos esta vida presente.
Si entendemos esta serie de conceptos planteados por el budismo, vamos a poder encaminar nuestros pasos a la próxima vida de una forma distinta. De esta forma protegeremos la carga de nuestros hijos y futuras generaciones.