Durante la guerra, los bandos estuvieron formados por miles de soldados, aunque las cifras exactas varían según los relatos. El Catálogo de las Naves en la Ilíada menciona 1.186 naves griegas, cada una transportando entre 50 y 120 hombres, lo que sugiere un ejército de aproximadamente 60.000 a 120.000 soldados.
Entre los líderes más destacados se encontraban Aquiles, Ulises, Áyax, Agamenón y Menelao, quienes desempeñaron papeles decisivos en numerosas batallas. Por el lado troyano, Héctor era el principal defensor de la ciudad, acompañado de Paris y otros aliados provenientes de pueblos cercanos, como los licios, frigios y tracios. Se estima que los soldados de Troya y sus aliados reunieron entre 30.000 y 50.000 combatientes, lo que muestra que la guerra involucró a decenas de miles de personas en un conflicto prolongado y devastador.
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El relato del caballo de madera, la victoria de los aqueos y el incendio de la ciudad aparece en la Odisea como un recuerdo de lo sucedido por parte de Ulises.
Mitología griega: el fin de la guerra de Troya
El desarrollo de la guerra estuvo marcado por episodios heroicos y estratégicos, así como por la constante intervención de los dioses del Olimpo, que tomaban partido según sus preferencias y rencillas personales. Durante diez años, los griegos sitiaron Troya, con combates diarios, incursiones, duelos entre héroes y alianzas que se movían entre la lealtad y la traición. La culminación del conflicto llegó con la famosa estratagema del Caballo de Troya, ideada por Ulises, que permitió a los griegos penetrar en la ciudad y finalmente destruirla.
Así, la Guerra de Troya, aunque narrada como mito, refleja la magnitud y complejidad de los conflictos bélicos en la imaginación griega. La combinación de diez años de asedio, decenas de miles de soldados y héroes legendarios hace que este episodio sea recordado no solo como un relato épico, sino como un símbolo de la valentía, la astucia y la tragedia humana en la literatura clásica.