Sin experiencia, la vendimia no fue tan simple para Pedro pero se las rebuscó. Cosechó en el Valle de Uco, en el Este y finalmente en Luján. Cuando quisieron volver a Formosa la cuarentena ya había comenzado. Los obreros golondrina se amontonaron en la Terminal y, de a tandas, muchos lograron regresar a sus provincias en ómnibus que contrataban los gobiernos de sus lugares de origen, pero “todos los micros que se llevaron a los trabajadores iban a Santa, a Tucumán, a otras provincias… pero ninguno a Formosa”.
Durante un tiempo Pedro pudo hacer algunos trabajos más en las fincas, pero finalmente esto se terminó. “Quise podar, pero tenés que saber y no es fácil que te enseñen”. Entonces, comenzaron a cubrir sus gastos con el dinero que habían ganado… hasta que se les terminó.
Pedro y Nadia se separaron del grupo y se fueron a la capital mendocina, intentando hacer algunas gestiones para poder volver. Nada. Nada de nada. Terminaron alojados en el Hotel del Migrante, en Dorrego, Guaymallén. Ya el invierno era un hecho y ellos solo habían traído su ropa para el verano. Para colmo, comían poco y nada.
Un grupo de mendocinos, varios relacionados con el Coro Cantapueblo, de Godoy Cruz, organizaron una campaña para juntarles ropa y alimentos. También aportó lo suyo el legislador de Guaymallén Rafael Moyano.
Y fue pasando el tiempo. Mucho tiempo. Seis meses pasaron, sin que Pedro y Nadia lograran que alguien los viniera a buscar o que alguno los llevara. Hasta que un día, hace unos 10, Pedro logró contactar a un remisero que podía realizar el viaje y gestionar los permisos, con un costo total de $35.000.
El mismo grupo de mendocinos organizó una segunda campaña, esta vez para reunir ese dinero, además de algo de efectivo y alimentos para el viaje.
El pasado martes 15, por la mañana y después de 8 meses en Mendoza, Pedro y Nadia partieron de regreso a Formosa.
Con largas esperas en cada frontera provincial, con lentos operativos de encapsulamiento para recorrer esos territorios y con varios episodios complejos, como el hecho que a Nadia le picó algún insecto que le produjo una reacción alérgica que estuvo a punto de obligarla a ser internada, finalmente la pareja llegó a Puerto Eva Perón, una pequeña localidad chaqueña de 600 habitantes a orillas del Río Bermejo, en el límite con Formosa, sobre la ruta 11.
“Se nos complicó un poquito”, dice Pedro, cuando Diario UNO le pregunta cómo y por dónde van. “No nos dejan entrar a Formosa. Todavía no nos dan el permiso”, dice.
El diario La Mañana, de Formosa, que ya se había interesado por la historia de Pedro y Nadia tiempo atrás, contaba este viernes sobre la dificultad de los formoseños de reingresar a su provincia. Son decenas que esperan en la frontera que los autoricen. Algunos llevan más de 20 días aguardando, en plena ruta.
Diario UNO se comunicó con la Municipalidad de Puerto Eva Perón y el intendente, Diego Lavia, se comprometió a darle algún tipo de asistencia a Pedro y Nadia, mientras esperan poder recorrer los últimos 40 kilómetros, esos que aún los separan de su hogar.
“Se nos complicó un poquito”, dice Pedro. Sí, un “poquito”.