Esta isla fue levantada sobre un banco de arena conocido como los Arrecifes Minerva, ubicado en aguas internacionales entre Fiji y Tonga, y fuera del control directo de cualquier país reconocido. Así, el sueño de libertad absoluta de Oliver se convirtió en un experimento radical que incomodó a los gobiernos del mundo.
En 1972, Michael Oliver, un empresario de origen lituano radicado en Estados Unidos, decidió fundar un país completamente nuevo desde cero. Su objetivo era escapar del intervencionismo estatal y los impuestos. Para ello, eligió un grupo de arrecifes apenas emergidos del agua océano Pacífico Sur, donde vertieron arena y materiales de construcción para formar una isla única en el mundo.
Este intento de país libertario es expuesto en el libro Adventure Capitalism. El nuevo país fue llamado República de Minerva, con su propia bandera, idioma oficial (el esperanto), sistema de gobierno y moneda. Oliver imaginaba una comunidad libre de regulaciones, con bajos impuestos y políticas ultraliberales. Esta isla atrajo rápidamente la atención de simpatizantes, curioso y también de sus futuros enemigos.
La proclamación de la isla de Minerva generó una rápida reacción del Reino de Tonga, que consideró el acto una amenaza a su soberanía en la región. El rey Tupou IV convocó a una reunión de países vecinos del océano Pacífico, quienes declararon que los arrecifes pertenecían a Tonga.
Poco después, en junio de 1972, tropas tonganas desembarcaron en la plataforma y retiraron la bandera de Minerva. La estructura fue abandonada y, con el paso del tiempo, sumergida por el mar y el olvido. El "país" de Minerva duró apenas unas semanas como nación independiente, y su historia se convirtió en una curiosidad geopolítica que aún hoy genera debates sobre los límites del poder, la soberanía y la utopía libertaria.
Aunque efímera, la iniciativa de Oliver sigue siendo un símbolo para quienes sueñan con construir un mundo alternativo al margen de las reglas tradicionales. Un país que duró días, pero que sigue vivo en la historia como uno de los intentos más osados de crear una nación desde cero.