La idea de que un barco pueda “volar” sobre el agua a alta velocidad ya no pertenece a la ciencia ficción. Los hidroplanos ,embarcaciones elevadas por alas sumergida, están viviendo un resurgimiento gracias a la electrificación, la ligereza de los nuevos materiales y el avance de sensores capaces de equilibrarlos de manera automática.
Lo que comenzó como un experimento en el siglo XIX hoy promete transformar el transporte acuático, reducir emisiones y ofrecer una experiencia de navegación más silenciosa y eficiente. Te contamos sobre como este tipo barco está revolucionado la industria.
Construyen un barco que vuela a alta velocidad y solucionan el problema más grande de la industria marítima
Desde los primeros intentos de Emmanuel Denis Farcot en 1869, pasando por las proezas de Enrico Forlanini en 1906 y los récords de velocidad de Alexander Graham Bell con su HD-4, los hidroplanos demostraron que podían superar a los cascos tradicionales. Sin embargo, el desarrollo de este barco quedó limitado por los motores de combustión, los materiales pesados y la tecnología disponible en ese momento.
Hoy, la historia es distinta. Ingenieros como Jakob Kuttenkeuler o Gustav Hasselskog han impulsado una nueva generación de barcos hidroalas eléctricas capaces de elevar por completo el casco y reducir hasta un 80 % el consumo energético. Empresas como Candela están aplicando esta tecnología a transbordadores urbanos, con pruebas en Estocolmo y ventas en India, Arabia Saudita, Maldivas, Belice y Estados Unidos.
Cómo es este barco
Uno de los mayores atractivos de estos barcos es su experiencia, sin el golpe de las olas ni el motor rugiendo, “el sonido cambia por completo”, describe la investigadora Laura Marimon Giovannetti. En su lugar, queda apenas un silbido producido por las alas al cortar el agua.
Principales factores detrás del renacimiento de este tipo de barco:
- Electrificación: los motores eléctricos requieren menos energía si el casco se eleva: esto vuelve viable navegar con baterías.
- Reducción de emisiones: un hidroplano eléctrico genera apenas una fracción del CO producido por un barco convencional.
- Avances en materiales: fibra de carbono y titanio permiten estructuras livianas y ultrarresistentes.
- Sensores y microcomputadoras: sistemas automáticos equilibran las alas y mejoran la estabilidad.
- Experiencia de navegación: viaje sin mareos, sin golpes de ola y con mínima estela.
- Uso creciente en transporte público: ciudades como Estocolmo o Seattle estudian reemplazar transbordadores tradicionales por estos barcos.






