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Cómo un error de construcción hizo famosa a la Torre de Pisa

La Torre de Pisa, iniciada en 1173, se volvió mundialmente famosa por su inclinación, un error de construcción que con los siglos se convirtió en su sello distintivo

La Torre de Pisa es, sin duda, es una de las construcciones más reconocibles del mundo, y lo es por un motivo inesperado: un error de construcción.

Cuando comenzaron las obras de esta construcción en 1173, nadie planeó que esta torre de 56 metros de altura terminaría inclinándose. Lo que en un inicio parecía un desastre, con los siglos se convirtió en su característica más famosa.

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Un error que se convirtió en símbolo: la inclinación que hizo famosa a la Torre de Pisa.

Un error que se convirtió en símbolo: la inclinación que hizo famosa a la Torre de Pisa.

Cómo un error de construcción hizo famosa a la Torre de Pisa

La torre forma parte del conjunto de la Plaza de los Milagros en Pisa, Italia, y fue pensada como el campanario de la catedral local. A lo largo de casi 200 años, distintas generaciones de arquitectos trabajaron en su construcción, intentando compensar la inclinación y mantener la torre estable.

El suelo de Pisa, compuesto por capas de arcilla y arena, no fue adecuado para soportar el peso de la torre. La inclinación se volvió evidente apenas se levantaron unos pocos pisos. Sin embargo, lejos de abandonar la construcción, los ingenieros de la época siguieron adelante, y la torre se convirtió en un testimonio de paciencia, ingenio y resiliencia arquitectónica.

Algunos optaron por construir los pisos superiores con un ligero ángulo hacia el lado contrario, intentando corregir el error natural del terreno, lo que le da a la torre su curioso aspecto “curvado”.

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Desde 1173: la torre que desafió la gravedad y la lógica arquitectónica.  

Desde 1173: la torre que desafió la gravedad y la lógica arquitectónica.

Con el paso de los siglos, el riesgo de colapso llevó a intervenciones modernas: desde los años 90, se realizaron trabajos de estabilización que redujeron la inclinación en unos 40 centímetros, asegurando que la torre permaneciera firme por al menos otros 200 años.

Hoy, la Torre de Pisa no es solo un campanario; es un símbolo de cómo un error puede transformarse en una ventaja inesperada. Cada año, miles de turistas se acercan para ver la torre inclinada, tomarse fotos intentando “sostenerla” con las manos y maravillarse de cómo la historia y la ingeniería se entrelazan en este monumento. La inclinación que en su momento fue un problema, hoy es lo que convierte a la Torre de Pisa en un ícono mundial, un ejemplo de cómo la imperfección puede generar belleza y fama duradera.

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