Muchas personas en su día a día mencionan la frase "No tengo un mango" y no conocen el verdadero significado de esta. A continuación te contaremos de donde proviene esta frase y la razón por la que se comenzó a utilizar en el día a día de en la vida de los argentinos.

De dónde proviene la frase

En el área cultural del Río de la Plata (Argentina, Uruguay principalmente) es otra de las formas de designar al dinero. "No tener un mango" significa carecer totalmente de recursos monetarios.

El origen de la palabra mango con el significado de dinero, prácticamente con certeza es la contracción de la palabra lunfarda usada a fines de s XIX marengo. Documenta, entre otros, para esa época José Sixto Álvarez (Fray Mocho) en sus Memorias de un vigilante que los ladrones usaban la palabra marengo como sinónimo de dinero mal habido, o para ellos fácilmente ganado.

bolsillos vacíos
Muchas personas usan esta frase en el día a día

Muchas personas usan esta frase en el día a día

En tal sentido, es probable que los inmigrantes del norte de Italia recordaran que para Napoleón I la batalla de Marengo fue una fácil victoria (o "ganancia"); etimología similar (aunque más antigua) tiene la palabra bicoca (en italiano bicocca) que señala algo fácil de obtener ("bicocca" en italiano designa a una pequeña fortificación y en la historia italiana recibe este nombre una batalla Bicocca en la cual las tropas españolas al mando de Carlos V vencieron fácilmente a las francesas y suizas al mando de Francisco I).

Quién era José Sixto Álvarez

Periodista y narrador argentino que dio amplitud a la literatura costumbrista, tanto en las descripciones rurales como en los cuadros urbanos, y en agudas viñetas reflejó el habla popular porteña de principios del siglo XX, como testigo de los efectos de la modernización y el crecimiento demográfico.

fray mocho
Este periodista marcó la historia con su revista

Este periodista marcó la historia con su revista

José fundó la revista Caras y Caretas, todas sus producciones fueron compiladas póstumamente en Cuentos de Fray Mocho (1906), que se reeditaron en muchas ocasiones, y Fray Mocho desconocido (1979), que reúne la totalidad de los cuentos y las viñetas aparecidos en la revista

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