Imaginar un mundo donde los insectos quedan atrapados para siempre en resina dorada no es cosa de ciencia ficción. Un descubrimiento en Ecuador nos transporta 112 millones de años atrás, cuando un ecosistema quedó congelado en el tiempo dentro de ámbar. Es la primera gran muestra de vida prehistórica en América del Sur.

Los científicos encontraron cinco órdenes diferentes de insectos: moscas, escarabajos, avispas y tricópteros. También hallaron fragmentos de telaraña con filamentos orientados como las telarañas circulares modernas.

Un ecosistema perdido

rocas de ambar
En estas rocas se encuentra la radiografía de un mundo perdido hace millones de años.

En estas rocas se encuentra la radiografía de un mundo perdido hace millones de años.

Xavier Delclòs, paleobiólogo de la Universidad de Barcelona, estudia estos fósiles únicos. Sus investigaciones revelan un bosque húmedo que existió en Gondwana durante el Cretácico. Este ámbar con insectos es raro en la región.

Gondwana fue un supercontinente que se fragmentó durante el Triásico y Jurásico. De ahí nacieron América del Sur, África, Antártida y Australia. Los árboles coníferos dominaban el planeta y producían cantidades masivas de resina.

Esta sustancia funciona como vendaje natural para los árboles. La resina sana heridas y protege contra organismos dañinos. Los árboles araucariáceos crearon este ámbar ecuatoriano.

Los investigadores identificaron dos tipos de ámbar en la cantera. Uno se formó bajo tierra desde las raíces; el otro en la superficie cuando atrapó insectos. El ámbar subterráneo mostró pocos hongos, algo inusual.

ambar insecto
Los investigadores se apoyaron en estas rocas de ámbar para llegar al descubrimiento.

Los investigadores se apoyaron en estas rocas de ámbar para llegar al descubrimiento.

Las pistas que arroja el descubrimiento

Esta escasez de hongos sugiere que los suelos estuvieron saturados de agua. Esta condición explica por qué se acumuló tanta resina en este sitio. La resina superficial capturó invertebrados en estado impecable.

"Este descubrimiento, junto con los restos de plantas en las rocas portadoras de ámbar, mejora nuestra comprensión de la fauna y flora de artrópodos gondwánicos que habitaban bosques a lo largo de su margen occidental durante un intervalo de tiempo de gran transformación del ecosistema", escriben los autores en su investigación publicada en Communications Earth & Environment.