El jamón cocido es uno de los fiambres o embutidos más consumidos del mundo, y en muchas ocasiones su mal almacenamiento puede derivar en hongos, moho o en una baba que desprende mal olor.
El jamón cocido es uno de los fiambres o embutidos más consumidos del mundo, y en muchas ocasiones su mal almacenamiento puede derivar en hongos, moho o en una baba que desprende mal olor.
A continuación te enseñaremos a guardar el jamón correctamente para que el mismo se conserve fresco por más tiempo, y para que no se le forme una baba.
El jamón es un básico de cualquier heladera. El mismo puede ser empleado tanto en un sanguche, como acompañamiento de pastas, o incluso como relleno en alguna carne arrollada.
Sin embargo, y como se mencionó previamente, el jamón suele dañarse o echarse a perder muy rápido, ya que se modifica su color, se hace pegajoso (baboso) y despide un aroma desagradable.
Lo primero a tener en cuesta es que, al momento de comprar este embutido, no debemos romper la cadena de frío. Por ejemplo, al momento de ir al supermercado a la despensa del barrio, el jamón debe ser lo último que agreguemos en el carrito.
Luego, una vez en casa, el jamón debe ser almacenado de acuerdo a las instrucciones de su empaque: ya sea refrigerado o congelado. Si has comprado mucho jamón (en cantidad), te sugerimos colocar pequeñas porciones en bolsas con cierre hermético para ir sacando conforme sea tu consumo y de esta manera evitarás exponerlo al aire la mayor parte del jamón.
Un paquete de jamón sin abrir, el mismo tiene una vida útil de dos semanas, pero si tenés pensado congelarlo abierto o cerrado te durará de dos a tres meses.
Si compras un jamón enlatado, su etiqueta debe indicar cómo debe ser su conservación en la heladera. Si la lata está cerrada, y nunca se abrió, entonces podrá resistir entre 6 a 9 meses.