Historia

La ciudad de Babilonia, una de las siete maravillas del mundo y que sorprende por su antigua arquitectura

Esta ciudad era lugar donde lo divino y lo humano se entrelazaba. Construyeron un legado capaz de inspirar a generaciones durante milenios.

La ciudad de Babilonia, una de las siete maravillas del mundo antiguo, fue mucho más que un simple conjunto de edificios y murallas. Fue un símbolo de poder, arte y civilización

Ubicada a orillas del río Éufrates, en lo que hoy es Irak, esta ciudad alcanzó su apogeo entre los siglos XVIII y VI a.C., convirtiéndose en el corazón de un imperio que marcó la historia de Mesopotamia y del mundo antiguo.

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La ciudad de Babilonia, una de las siete maravillas del mundo y que sorprende por su antigua arquitectura

La Enciclopedia de Historia Mundial, durante siglos, esta ciudad fue solo un mito contado por la Biblia y los clásicos de varios lugares del mundo, hasta que reapareció en el siglo XIX. En los años 80, Saddam Hussein intentó restaurarla, incluso reconstruyó la Puerta de Ishtar. En 2019, la UNESCO finalmente la reconoció como Patrimonio de la Humanidad.

Su arquitectura monumental es legendaria. Babilonia estaba rodeada por enormes murallas que, según Heródoto, tenían hasta 15 metros de altura y 80 metros de ancho en algunos sectores. Estas fortalezas no solo protegían la ciudad de invasiones, sino que también eran un claro mensaje de poder y riqueza.

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Babilonia, entre mito y ciencia: la ciudad que convirtió la imaginación en arquitectura

Los accesos principales estaban flanqueados por imponentes puertas decoradas con ladrillos vidriados y relieves de dragones y toros, símbolos del dios Marduk, protector de la ciudad. Entre ellas, la famosa Puerta de Ishtar destacaba por su azul intenso y sus relieves de animales míticos, que aún hoy fascinan a historiadores y arqueólogos.

Pero la ciudad de Babilonia no era solo defensas y templos. Sus calles estaban llenas de mercados, talleres y jardines. Según las crónicas, los Jardines Colgantes, otra de sus maravillas, combinaban ingeniería y belleza en un espectáculo que parecía desafiar la gravedad. Terrazas llenas de árboles, flores y fuentes de agua, elevadas sobre estructuras de ladrillo y regadas por complejos sistemas hidráulicos. Aunque algunos historiadores debaten si realmente existieron o eran más una leyenda, nadie discute que Babilonia era sinónimo de creatividad y lujo.

La ciudad también fue un centro intelectual y cultural. Matemáticos, astrónomos y escribas trabajaban en tablillas de arcilla, dejando registros que todavía hoy nos permiten conocer sus avances en astronomía, leyes y literatura. El Código de Hammurabi, uno de los primeros conjuntos de leyes escritas de la humanidad, refleja la organización y la justicia de esta sociedad.

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