¿Alguna vez te ha sobrado clara o yema cruda y no supiste cómo conservarlos para no tirarlos a la basura?. Aunque no lo creas, el huevo crudo puede congelarse, y a continuación te enseñaremos cómo hacerlo correctamente.
¿Alguna vez te ha sobrado clara o yema cruda y no supiste cómo conservarlos para no tirarlos a la basura?. Aunque no lo creas, el huevo crudo puede congelarse, y a continuación te enseñaremos cómo hacerlo correctamente.
Algunas recetas (como por ejemplo un merengue, una mousse o incluso una tortilla) suelen llevar más claras que yemas, y esto nos lleva a tener que almacenarlas con la esperanza de usarlas en una preparación para no tirarlas a la basura.
Las claras soportan muy bien el frío del freezer, y una vez descongeladas, pueden volver a montarse en punto de nieve sin demasiado esfuerzo. La clave está en guardarlas bien protegidas.
Se aconseja separar las claras en porciones pequeñas, por ejemplo usando una cubetera. De esta manera, al momento de descongelarlas, podrás hacerlo de a poco y no en grandes cantidades. Si lo deseas, puedes congelar las claras en las cubeteras, y cuando las mismas estén solificadas, pasarlas a una bolsa con cierre hermético para ahorrar espacio en el freezer.
También te aconsejamos etiquetar la bolsa con las claras congeladas. Puedes poner la fecha de almacenaje y la cantidad de claras que hay en la bolsa. Lo recomendable es usarlas en los dos o tres meses siguientes. Al momento de descongelar las claras, puedes hacerlo la noche anterior.
Para que las claras no pierdan su capacidad espumosa, te aconsejamos dejarlas reposar a temperatura ambiente durante 30 minutos, una vez que estén descongeladas.
En el caso de las yemas, debes saber que las mismas se vuelven más gomosas y difíciles de usar después. Para evitarlo, hay un truco sencillo: añadir un poco de azúcar o de sal antes de congelarlas, según el destino que vayan a tener.
Si quieres usarlas en repostería, lo adecuado es mezclarlas con azúcar. Si en cambio las reservamos para salsas o platos salados, será mejor añadirles un poco de sal. Las yemas también pueden congelarse en cubeteras. Otra alternativa es batir ligeramente las yemas antes de congelarlas, de modo que adquieran una textura más homogénea.
Para descongelar las yemas, te aconsejamos dejarlas en la heladera durante la noche anterior. Una vez descongeladas, estarán listas para usarlas directamente en cualquier receta.