Comer tallarines caseros aporta muchos beneficios para la salud. Además de ser una pasta muy saludable, contiene fibras y varias vitaminas.
Su alto valor energético lo hacen un alimento idóneo para personas que realizan una alta actividad física. Además, los hidratos son de absorción lenta por lo que la energía se libera poco a poco.
Asimismo, el contenido en fibra de la pasta ayuda a regular el tránsito intestinal y combate problemas de estreñimiento.
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Antes de hablar de los beneficios de la pasta, es conveniente desmontar algunos de los mitos que existen sobre este alimento. Aunque es un producto calórico y rico en hidratos de carbono, su contenido en grasas es mínimo, por lo que, incorporado a una dieta equilibrada, es muy saludable su consumo.
Se trata de una excelente fuente de energía, no engorda y previene de la arteriosclerosis.
Su alto valor energético lo hacen un alimento idóneo para personas que realizan una alta actividad física. Además, los hidratos son de absorción lenta por lo que la energía se libera poco a poco.
Asimismo, el contenido en fibra de la pasta ayuda a regular el tránsito intestinal y combate problemas de estreñimiento.
No obstante, su alto aporte en gluten hacen que no sea un alimento apto para celíacos, a no ser que se consuma una variedad que no contenga esta sustancia.
Otra de sus propiedades se basa en generar una digestión más lenta y fácil, lo que hace que sea menos pesada.
Espaguetis, macarrones, tallarines, fusilli y un largo etcétera forman parte de la dieta cotidiana de muchos hogares. Todos ellos tienen en común su elaboración a partir de una masa de harina de trigo mezclada con agua y sal, aunque también se le puede añadir huevo y otros ingredientes.
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Beneficios y propiedades de comer tallarines caseros
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La composición básica de la pasta es trigo (duro) y agua. Además, actualmente existen pastas especiales enriquecidas con vitaminas y minerales, pastas integrales (con un aporte superior de fibra), otras que llevan verduras o huevo en su composición y pastas fabricadas con harinas sin gluten, aptas para celíacos.
A la hora de cocinar, podemos diferenciar principalmente dos tipos de pasta por su consistencia: la fresca (que requiere de un tiempo menor de cocinado y también se conserva durante menos tiempo) y la seca, que es la que solemos consumir con más frecuencia.
En cuanto a su clase, también podemos diferenciar dos tipos, con aportes diferentes de nutrientes y de energía al cuerpo: la pasta simple y la rellena. La primera la forman macarrones, espaguetis, tallarines, nidos, fusilli y demás presentaciones similares sin relleno. La segunda serían pastas como ravioli, tortellini, fagottini… El aporte calórico y nutricional depende, en este caso, del relleno.
El aporte principal de la pasta lo constituyen los hidratos de carbono. Así, 100 gramos de pasta contienen alrededor de 75 gramos de carbohidratos. Este nutriente es básico para el organismo, ya que nos permite obtener la energía necesaria para desarrollar las funciones diarias. La pasta dura es la que más hidratos de carbono aporta, mientras que el contenido de las pastas al huevo es menor.
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Los hidratos de carbono presentes en la pasta son de absorción lenta. Es por eso que contribuyen a prolongar en el tiempo la sensación de saciedad después de comer, así como aportan la energía poco a poco, dosificando.
La pasta también aporta una cantidad importante de proteína y, por si sola, es baja en grasas. Sin embargo, si la combinamos con salsas o guarniciones muy calóricas (como las de queso, carne y, en general, las procesadas y no caseras) el plato se desequilibra.
La pasta integral, además, presenta unas cantidades de fibra mayores que otros tipos de pasta, por lo que su consumo nos ayuda a regular la función intestinal, siempre dentro de una dieta sana y equilibrada.
La pasta sin gluten suele estar fabricada con harinas de arroz, por lo que su aporte nutricional es diferente al de la pasta de trigo. Actualmente se pueden encontrar variedades de pasta de nuevos cereales sin gluten.
¿Sabías que la pasta no tiene colesterol? Las grasas que posee son de origen vegetal y el aporte es muy pequeño. Eso sí, como hemos apuntado antes, siempre que no mezclemos la pasta con otros alimentos como salsas o guarniciones ricos en grasas.
En cuanto al aporte de vitaminas y aunque en el caso de la pasta tradicional no enriquecida no es muy alto (ya que los nutrientes de este tipo se quedan en capas del grano que se desechan en la elaboración de la pasta), sí contiene cantidades reseñables de vitaminas de los grupos E y B.







