Análisis de especialistas

Adolescentes "sin territorio": los problemas de salud mental que oculta el aislamiento en la virtualidad

Chicos que muchas veces "no traen problemas" pero que están sumergidos en una trama de redes sociales, violencia y acoso inaccesible para los adultos

Esta semana, toda la provincia de Mendoza se vio conmovida por el caso de una adolescente de 14 años que llevó un arma a la escuela. Primero disparó varias veces al aire, y después, se atrincheró con el arma en el patio, llamando a una profesora de matemática. Todas las emociones que se pueden generar en una escuela, estuvieron presentes: desde pánico, estupor, enojo y luego, como en todas las situaciones traumáticas, lo que quedó flotando en el ambiente, no solo en el de la escuela de La Paz, sino el de miles de familias que tienen chicos pre adolescentes y adolescentes, se llama incertidumbre.

¿Qué hacemos con los chicos?¿Cómo hacemos para acompañarlos sin invadirlos, si muchas veces no quieren que lo hagamos? Y sobre todo, ¿Cómo sabemos lo que pasa cuando entran en un cono de soledad que es muy difícil de traspasar?

Diario UNO dialogó con especialistas en salud mental y convivencia escolar, quienes destacaron que la violencia en la escuela ese un reflejo de las dificultades por las que pasan estos adolescentes “sin territorio”.

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Chicos aislados, una realidad que la virtualidad oculta.

Chicos aislados, una realidad que la virtualidad oculta.

Qué son los “chicos sin territorio”

La psicóloga Nancy Caballero, explicó que el término se refiere a chicos y chicas que, por más que se encuentren a resguardo en sus casas, y que en esas casas existe una persona adulta que parece que está a cargo de la situación, termina no siendo así. Porque ellos están en un territorio virtual, que muchas veces es inaccesible.

A esto, se le suma el anonimato y la falta de presencia física que proporcionan las redes, animan a los adolescentes que son más retraídos y que no son tan populares en los grupos. ¿A qué los anima? No solo a relacionarse, también a ser crueles, y quizás a exponerse a situaciones que, con la presencia real de por medio, no se animarían. Un combo propicio para desalentar cualquier tipo de interacción cara a cara.

Para esto, la psicóloga menciona como una posible salida, los grupos de interacción de adolescentes con un objetivo en común, por ejemplo, un equipo deportivo que quiere juntar dinero para un viaje, o chicos que van a ayudar a una escuela de bajos recursos, o cualquier tipo de trabajo en conjunto para alcanzar una meta de que refuerce sus vínculos y valores. Esto se puede trabajar, también en la escuela, frente a situaciones traumáticas como la que se vivió en la escuela Marcelino Blanco de La Paz.

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Cada adolescente en su mundo, aislados entre sí: este es el comienzo de un problema que muchas veces los adultos no somos capaces de ver a tiempo.

Cada adolescente en su mundo, aislados entre sí: este es el comienzo de un problema que muchas veces los adultos no somos capaces de ver a tiempo.

Chicos solos, hasta donde es “normal por la edad”

Que un pre adolescente o adolescente busque “separarse” de los adultos, y refuerce su pertenencia a un grupo de pares, es –según dicen los expertos- lo normal que debe suceder a esa edad. Pasan de ya no ser más niños pequeños dependientes de los adultos, a querer mostrar que pueden solos, que el mundo de los grandes es “un plomo”.

"Toda la vida en la adolescencia se ha necesitado de otro, pero de otro par, una necesidad de pertenecer, hablar igual o vestirse igual, identificarse con las personas de su edad y sentirse parte" sostuvo Caballero y agregó que hace años atrás, los grupos de pertenencia eran mucho más sencillos de abordar: o estaban en casas de parientes, con primos de su edad, o en la casa de sus amigos y compañeros que eran personas conocidas de sus padres o de los adultos que estuvieran a cargo. Ahora, los niños y adolescentes a los que llamamos “sin territorio”, son estos nuevos "nativos digitales", que pertenecen a un mundo real, pero también a una realidad virtual a la que no es tan fácil acceder.

"Antes, estábamos tranquilos porque el chico estaba en la casa y podíamos ver lo que hacía o con quien se juntaba, ahora está en la casa, pero no está: está en un territorio virtual, en el que no sabemos con quien comparte".

La especialista se explayó en el tema, diciendo que la soledad en estas circunstancias es muy perjudicial, porque potencia pensamientos tristes, aislamiento, sentirse fuera del grupo y además, expuestos a niveles de altísima crueldad, ya que en internet se puede decir cualquier cosa. "Los niveles de crueldad o de cancelación del otro porque piensa distinto, en general en la sociedad virtual son brutales".

Además, agregó que esto en un adolescente que trata de ser aceptado, que trata de ser original pero sin salirse de la norma, lo lleva a situaciones de muchísimo estrés y falta de sentido de la vida. ·Ese sentido de la vida sí se lo da tener un objetivo en común con otros chicos de su edad"

Estar aislado y encerrado potencia esta sensación de no tener lugar en el mundo, y esto sumado a la falta de referencia de los adultos, que cada uno está en su mundo, en sus problemas y si siempre ha sido difícil la relación entre los adultos y los adolescentes, ahora es más compleja.

Para colmo, resalta la psicóloga, cada vez es más desdibujado el límite entre ser adolescente y ser adulto. Muchas veces, porque los adultos imitan las costumbres, el modo de hablar y el modo de vestir de los chicos. Y en lugar de propiciar esa separación lógica, natural y sana que buscan los chicos al intentar separarse de los grandes –que no tiene por qué significar aislarse- lo que hacen los adultos es anularla.

En definitiva, padres y adultos responsables, muchas veces el problema somos nosotros y no ellos.

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Chicos

Chicos "sin territorio" son aquellos que viven más en un mundo virtual que en un territorio real.

La nena buena que no trae problemas

Nancy Caballero destacó que, en casos como el de la niña de La Paz, uno de los comentarios que más se escuchaba era que se trataba de una niña buena, que no traía problemas, que no tenía conductas disruptivas.

“Cuando me llamaron de los medios para consultarme por el caso, yo no tenía detalles de la situación porque me encontraba dictando una capacitación, pero lo primero que dije fue “es probable que se trate de una niña callada y de buena conducta”.

Esto, según detalló, es muy frecuente. Porque antes, e un grupo de 30 chicos, podía haber dos o tres con conductas disruptivas, y los adultos concentraban sus esfuerzos en que este chico o chica mejorara. Ahora, es la mitad de un curso la que tiene este tipo de comportamientos y los que no lo tienen, terminan desapareciendo. A ese chico que no se hace lío, que no se hace escándalo y que no hay que estar retándolo todo el día, lo empezamos a tratar como un adulto.

Cuando un adolescente reacciona de manera exagerada o desbordada, lo que está mostrando es que ha sido invisibilizada.

“A mi me lo dijo claramente una alumna que era abanderada de una escuela ubicada en un barrio conflictivo. Ella lo expresó de esta manera: la escuela funciona para los chicos que se portan mal”. Hasta que sucede lo que ocurrió en La Paz, que suena como una alerta para todos.

Al respecto también opinó una voluntaria del CAS (Centro de Ayuda al Suicida) que muchas veces ha tenido que atender llamados de chicos y chicas que quieren autoeliminarse. Lo que dijo fue breve y claro: "Creo que el silencio es lo más preocupante en los chicos. Lo más sano es ayudarlos a decir lo que piensan de la manera que puedan, jamás dejarlos afuera de la contención de los adultos".

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Las redes sociales exponen a los adolescentes a niveles inusitados de violencia, que no siempre es posible abordar para los adultos.

Las redes sociales exponen a los adolescentes a niveles inusitados de violencia, que no siempre es posible abordar para los adultos.

Prevención de conflictos antes que protocolo

En Mendoza, los protocolos contra el bullying y la violencia escolar existen, pero especialistas coinciden en que llegan tarde. La verdadera prevención debería comenzar mucho antes, conociendo la “temperatura social” del aula y fomentando el respeto, la empatía y la resolución de conflictos desde edades tempranas.

Para Mónica Coronado especialista en bullying y convivencia escolar, los episodios recientes de violencia en escuelas muestran la urgencia de trabajar de manera integral: “No hay que castigar el hecho consumado, sino instalar dispositivos de prevención que hablen con los chicos y generen reflexión”.

Coronado destaca que los conflictos cotidianos, el uso problemático de pantallas, el ciberbullying y otras situaciones actuales son señales de alerta que la escuela debe atender antes de que escalen a violencia: “Si se da el clima, los chicos te cuentan cosas; no es que no te van a contar nada”.

La psicopedagoga también advirtió la necesidad de acompañar a los docentes y garantizar recursos de salud mental: “La salud mental de los niños y niñas muchas veces es un lujo. Muchas veces la maestra necesita acompañamiento para orientar la situación”.

Bullying como emergente de conflictos cotidianos

alumna atrincherada la paz

"Una niña que no traía problemas" así la describieron los profesores a la adolescente de La Paz que se atrincheró con un arma en la escuela. Este puede ser el caldo de cultivo de un problema que no vemos.

Alejandro Castro Santander, licenciado en educación y especialista en programas de convivencia escolar, coincide en que la prevención es clave y critica la implementación local: “Mucho protocolo y muy poca prevención. Si vos te querés trabajar bien la convivencia, tenés que empezar primero con conocer la temperatura social”. Para él, el bullying es un emergente de los conflictos diarios, que son los que la escuela no alcanza muchas veces a abordar porque están más atentos a que los chicos no se lastimen o no se agredan físicamente. Pero existe una violencia “silenciosa” a la que cuesta más acceder.

Castro Santander y científicos del Conicet idearon una herramienta para medir el clima escolar, y para detectar problemas en las aulas que no son tan evidentes. Se trata de un cuestionario que se responde en forma anónima y que sirve como material de base para realizar un diagnóstico.

“Se lo ofrecí a la DGE, estoy esperando a que me respondan”, destacó el profesional, quien además, es referente de la ONG “Argentinos por la Educación”.

Una vez que se mida esta “temperatura”, programas integrales que combinen tutorías, mentoría entre alumnos, tutorías para docentes, aprendizaje solidario y educación socioafectiva desde el nivel inicial hasta la secundaria: “No le vas a hablar de bullying a los niños de jardín, pero vas a hablar de respeto. Vas modificando estas conductas hasta llegar al último año de secundario con todo lo que tiene que ver con construcción de ciudadanía”.

Por qué las medidas punitivistas no sirven para mejorar el clima escolar

Coronado y Castro Santander coincidieron en que las medidas actuales son básicamente reactivas.

Coronado apunta al modelo punitivista que busca responsabilizar penalmente a los padres de los alumnos que se comportan en forma violenta: “No entiendo las medidas punitivistas. Hay papás que han dado todo y sus hijos toman decisiones complicadas. Eso no se corrige con una multa”. Castro Santander, por su parte, señala que los programas locales suelen ser “humo”: “La escuela está tan urgida en evitar los problemas graves de violencia escolar, que los chicos no se hagan daño físico entre sí, que no hay proyectos que funcionen realmente”.

A nivel internacional, la prevención y la convivencia escolar son prioridad. Castro Santander recibe consultas de México, Chile y UNESCO sobre tutorías y estrategias de convivencia escolar exitosas, donde la educación socioemocional se implementa de manera integral: “Los países con sistemas educativos exitosos privilegian la convivencia”.

Ambos coinciden en que el desafío es transformar la escuela en un espacio seguro y reflexivo, donde la palabra circule, los conflictos se resuelvan y los docentes cuenten con herramientas y acompañamiento. La lección es clara: sin prevención y educación socioemocional, los episodios de violencia escolar seguirán siendo inevitables.