El caso de Susan Powell es uno de los más escalofriantes y trágicos en la historia criminal de Estados Unidos. Pensó que grabando un video se iba a proteger a ella y a sus hijos, pero no pudo hacer nada para evitar que todos fueran asesinados.

Susan Powell, una joven madre de 28 años, desapareció misteriosamente de su hogar el 7 de diciembre de 2009. Su esposo, Joshua Powell, se convirtió en el principal sospechoso, pero nunca fue acusado formalmente.

Lo que comenzó como una búsqueda desesperada por una mujer desaparecida culminó en una tragedia aún mayor: el crimen de sus dos hijos pequeños por parte de su padre en un acto de desesperación.

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Susan Powell y sus hijos, víctimas fatales del crimen.

Susan Powell y sus hijos, víctimas fatales del crimen.

El disparador de los crímenes

Susan Powell, quien trabajaba como agente de finanzas, comenzó a documentar sus preocupaciones en diarios y correos electrónicos a amigos por el control que su esposo ejercía sobre ella y la familia.

En julio de 2008, la mujer grabó un video de tres DVD's en la casa familiar, donde detallaba problemas conyugales y afirmaba que, si algo le pasaba, no había sido un accidente. "Estoy grabando esto para cubrir mis espaldas", dijo en el video.

La tensión escaló en 2009. La mujer consultó sobre un posible divorcio temiendo que Josh Powell pudiera volverse violento.

En los primeros días de diciembre de ese año, Susan Powell desapareció cuando se encontraba con sus hijos caminando hacia la casa de una amiga. Su madre y hermana, preocupadas, visitan la casa y encuentran su bolso, cartera, zapatos y celular, pero no a ella.

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Josh Powell se convirtió en "persona de interés". La policía de Estados Unidos lo allanó en dos ocasiones y encontraron el video de la mujer desaparecida. Sin embargo, en ese momento no quedó detenido y se mudó con sus hijos a otro estado.

El descubrimiento del crimen

Recién en septiembre de 2011 la hermana del hombre declaró que creía que era responsable de la desaparición de la mujer. La custodia de los niños fue removida temporalmente, al menos durante un mes.

El trágico final llegó el 5 de febrero de 2012, durante una visita supervisada en la casa alquilada de Josh Powell. La trabajadora social dejó a los niños de 7 y 5 años en la puerta, pero su padre los metió adentro, cerró con llave y la casa explotó en llamas. Había rociado la casa con combustible.

Recién en 2013, la policía de Estados Unidos cerró la investigación el 21 de mayo, concluyendo que el hombre cometió el crimen de Susan Powell con ayuda posible de su hermano Michael, quien ayudó a deshacerse del cuerpo.

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