El país todo era temeroso testigo de una imparable ola de secuestros extorsivos. Las bandas organizadas se multiplicaban y golpeaban en ámbitos donde había dinero fresco con el cual pagar por la liberación de tal o cual pariente. Y si eran dólares, mejor.

El padre de los futbolistas Diego y Gabriel Milito y como el padre de Leonardo Astrada fueron víctimas en Buenos Aires. También el papá del actor Pablo Echarri estuvo encerrado y quedó libre luego de un pago en dinero. Hasta un hermano de Juan Román Riquelme fue blanco perfecto.

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El año 2004 también fue complicado en materia de seguridad. Hubo varios secuestros. Pero uno pasó a la historia porque terminó en muerte: la muerte de Axel Blumberg, cuyo padre se convirtió en emblema del combate contra la inseguridad a través del endurecimiento de las penas de prisión para los delincuentes. Hubo marchas. Reuniones. Clamores encendidos. Desde Mendoza mirábamos todo ese drama por televisión. Pero no sería por mucho tiempo más.

Triste aniversario

Este viernes se cumplieron 14 años del primer secuestro extorsivo ocurrido en Mendoza desde el retorno de la democracia. La víctima fue Cristian Letard, hijo del propietario de una ripiera en la localidad maipucina de Barrancas.

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El caso

Los Letard eran una familia trabajadora, de buen pasar económico y con permanente disponibilidad de dinero, ya que la ripiera tenía buena cantidad de clientes que operaban con frecuencia y muchas veces al contado. Billete por billete.

No solamente todo eso los convirtió en los elegidos para pasar ese momento tan delicado: vivían en una torre, en Guaymallén, una de las construcciones más bellas y llamativas de la época. Cerca del Cóndor. La torre inteligente donde supo vivir el intendente peronista de Guaymallén Jorge Pardal.

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23 de agosto de 2005

El calorcito ya se hacía sentir. Y en la generosa y desolada geografía de Barrancas con mayor razón. Esa tarde, casi a las seis, Cristian fue secuestrado por una banda cerca del predio de venta de áridos del padre.

Querían 150 mil pesos para liberar al muchacho de 24 años sano y a salvo. Así comenzaron las negociaciones. Que no intervengan la Policía ni la Justicia, exigieron los captores antes de cortar la comunicación.

Julio Cobos gobernaba Mendoza y su amigo y abogado Osvaldo Tello era su ministro de Seguridad. Horacio Migliozzi, director de Investigaciones, fue el enlace directo con la Justicia Federal para llevar adelante el operativo.

El secuestro de personas por cuya liberación se exige o se paga dinero es un delito denominado secuestro extorsivo, cuya investigación y juzgamiento es competencia de la Justicia Federal.

La fiscal instructora fue Alejandra Obregón y el caso se mantuvo en absoluto secreto hasta que fue resuelto.

Diez horas después, Cristian Letard era rescatado sin un rasguño. Estaba cautivo en una casa de Maipú. Más precisamente en la calle Silva 100.

El padre y el tío del muchacho entregaron 60.000 pesos en efectivo en un lugar fijado por los delincuentes para pagar el rescate por Cristian. Segundos después, un escuadrón de policías y gendarmes capturó a los delincuentes y recuperó el dinero sin darles tiempo a nada. Para entonces, Letard estaba siendo rescatado a pocas cuadras de ahí.

Fue determinante la rapidez con que la Justicia Federal intervino las comunicaciones entre los secuestradores y la familia. Así pudieron  establecer la zona geográfica del sitio de cautiverio y la ubicación de algunos miembros de la banda.

Tres horas después de iniciadas las negociaciones las fuerzas de seguridad se concentraban en Maipú. En una superficie breve. Cinco cuadras por cuatro cuadras. Aunque separado, todo estaba ahí: la víctima y dos grupos de delincuentes. En tres casas distintas.

Minuto a minuto del drama

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El golpe

Cristian fue rescatado a las 4 de la madrugada. Los detenidos fueron cuatro hombres y a la mañana siguiente fue aprehendida, por unas pocas horas, una maestra, dueña de uno de los domicilios alquilados por la banda para operar.

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El caso salió a la luz pública a media mañana, aunque algunas personas de la prensa estuvieron informadas del desarrollo de todo el procedimiento con la única condición de que nada podía revelarse hasta el desenlace.

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Pedido de prudencia

Los Letard solicitaron a los periodistas que les permitieran pasar el mal momento en vez de insistir con hacerles preguntas y entrevistas. Y lo explicitaron con una nota manuscrita que pegaron en la entrada a la torre.

El juicio

Fabián Cortés presidió el tribunal que el 17 de febrero dictó sentencia condenatoria para los cuatro secuestradores al final del debate oral y público.

Los hermanos Marcelo Emilio y Héctor Rolando Cortínez, Juan Gómez y Luis Amaya fueron condenados a pasar 16 años de cárcel  y todavía están detenidos en la prisión federal. La situación procesal de algunos de ellos se agravó porque les hallaron estupefacientes.

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"No creo que Cristian se haya autosecuestrado para perjudicarme", declaró Daniel Letard, padre de Cristian, durante el juicio, para desbaratar esa hipótesis de complicidad con la banda, que la defensa pretendió instalar como estrategia. "Jamás se asociaría con delincuentes para hacer algo así", zanjó.

Los imputados dieron fiel muestra del desprecio por la vida porque, a pesar de tener antecedentes penales continuaron cometiendo delitos, privando de la libertad y ocasionando graves daños a las personas Los imputados dieron fiel muestra del desprecio por la vida porque, a pesar de tener antecedentes penales continuaron cometiendo delitos, privando de la libertad y ocasionando graves daños a las personas

María Pía Cubillos, fiscal del juicio

Marcelo Cortínez fue reconocido durante el debate porque era habitué de la ripiera de la familia Letard. Allí iba en busca de materiales para la construcción y hasta había pedido trabajo. Se desempeñaba como chofer de vehículos de carga.

A la familia de la víctima la representaron los abogados Adolfo Moreno (quien fuera asesinado en 2012 en su casa en un asalto) y Miriam Letard, prima de la víctima.






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