Cada uno de los candidatos llegó al segundo debate presidencial con un aprendizaje adquirido. Para algunos fue una revancha. Para otros, la meta fue consolidar lo adquirido en el primer debate en Santiago del Estero.
Cada uno de los candidatos llegó al segundo debate presidencial con un aprendizaje adquirido. Para algunos fue una revancha. Para otros, la meta fue consolidar lo adquirido en el primer debate en Santiago del Estero.
Vale recordar que en un debate puede haber varios ganadores, dependiendo de la estrategia de cada uno de los candidatos cuando se paran frente al atril. Por otro lado, es probable que la mayor parte de los votantes que ya definieron su preferencia tiendan a pensar que su favorito es el que ganó la contienda.
Si así fuera, la contribución marginal del debate al resultado electoral puede ser muy menor. Sin embargo, en una elección tan cerrada como esta, por más chico que sea el cambio puede afectar al panorama global.
Los más y los menos de un debate histórico.
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Quizás la que más tuvo que salir a marcar la cancha fue Patricia Bullrich, que esta vez encontró un discurso que la dejó más cómoda. Le pegó a Massa especialmente por la corrupción kirchnerista, tratando de emparejar permanentemente al ministro con Cristina Kirchner, La Cámpora e Insaurralde. Lo atacó por el tema de la inseguridad ("hace 10 años dejaste de ser intendente de Tigre") y por la economía.
Pero a la vez también lo cruzó duro a Milei, especialmente por su propuesta de desregular el mercado de armas. Fue enfática al platear los riesgos que conllevaría tener a todo el mundo armado y que eso puede hacer crecer la tenencia de armas en grupos de delincuencia organizada.
Milei tuvo que aclarar que él no proponía desregular el mercado sino hacer cumplir la ley vigente. Bullrich le replicó que la libre portación (llamada "desregulación") está en su plataforma electoral.
Bullrich logró algunas frases de alto impacto de las que seguramente se va a hablar en la semana. Y trajo al recinto de debates a medio Juntos por el Cambio (Macri incluido) y a figuras estelares como el policía Chocobar.
Quizás su punto más flojo es que leyó en buena parte del debate. Eso derivaba en que se la viera insegura en algunos tramos.
Al terminar el debate, dirigentes de JxC se mostraron conformes con la performance de su candidata. Aunque no saben si alcanzará.
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Massa tuvo un debate más difícil que el anterior. La vez pasada le alcanzó con hacerse el distraído con algunas preguntas y con contar que él salvó las papas del fuego de la economía. Milei siempre es un opositor fácil, entonces Massa pudo pegarle por izquierda. Y Bulllrich en Santiago del Estero apareció desdibujada.
Esta vez con una Bullrich atacando fuerte la cosa se le complicó un poco más. "Hiciste puré la economía, Massa".
Tuvo algunos golpes de efecto interesantes como cuando Bullrich lo acusó por su compañero Insaurralde y él contraatacó con que ella no dijo nunca nada por Milman.
Pero también tuvo momentos malos como cuando se metió a defender a Bregman por los supuestos ataques de Milei contra las mujeres ¿Quién es Massa para defender a un cuadro político como Bregman?
Massa cumplió la función de puchimbol. Pero vale aclararlo: siendo el ministro de economía que tiene el dólar a $900, logró sacarla bastante barato.
Se lo vio desdibujado. No tuvo el punch del debate anterior ni el que tuvo su compañera de fórmula Victoria Villarruel en el debate de vicepresidentes.
Se enroscó innecesariamente en temas de los que ya había salido: cambio climático, desregulación de armas, venta de órganos. Son propuestas que ya habían quedado enterradas y sobre las cuales volvió.
Mintió cuando dijo que su plataforma electoral no incluía la libre tenencia de armas. Bullrich le señaló que era el punto 17 de su plataforma.
Insistió en la idea de que el "marxismo cultural" inventó el cambio climático. Y mantuvo la mirada irónica solamente cuando hablaban las mujeres.
Cuando habló de inseguridad no pudo salir de la mirada economicista.
Volvió al rol de maestro ciruela que lo caracterizó en otras épocas y en algunos tramos se lo vio muy agresivo.
Siguió presentándose como el candidato federal, el único que no es de la zona del AMBA. Habló mucho de obra pública e hizo preguntas específicas sobre Córdoba, que nadie terminó de contestar.
Tuvo una de las frases destacadas del debate cuando lo increpó a Massa: "Las reservas del Banco Central están en menos 10, como en el chinchón”.
No hizo papelón. Pero si no estaba en el debate era casi lo mismo.
Fue la gran ganadora del debate anterior. Esta vez arrancó aclarando que no repudiaba los terribles hechos sucedidos en Israel.
Y en muchos casos pareció que los chistes estaban un poco repetidos respecto a la semana anterior. De todos modos, tiene buen manejo de debate. Es un formato que sin dudas le sienta bien.
"Sus políticas represivas fracasaron. Cuando era ministra de Seguridad se sacaba fotos en secuestros de 25 porros", le dijo a Bullrich.
O cuando insistió en la jornada laboral de 6 horas.
Una excelente oradora, con el discurso claro para este formato.
En el segundo debate a Bullrich se la vio más sólida al menos respecto al encuentro anterior. Ahí recuperó posiciones.
A Massa y Milei se los vio más incómodos.
Bregman y Schiaretti se llevaron lo que necesitaban llevarse: mayor conocimiento público que luego se verá si se traslada a votos.
Como sea, se ratificó la idea de que los debates sirven. Habrá que ver si mueven la aguja en la intención de voto.