La Suprema Corte de Justicia suspendió, apenas tres días después de iniciada, la experiencia piloto de teletrabajo en la Sala Segunda del máximo tribunal, donde se redactan las sentencias penales y laborales.
La Suprema Corte de Justicia suspendió, apenas tres días después de iniciada, la experiencia piloto de teletrabajo en la Sala Segunda del máximo tribunal, donde se redactan las sentencias penales y laborales.
La iniciativa del supremo Mario Adaro que comenzó a regir el martes 26 fue dejada sin efecto el viernes 29 por el presidente del máximo tribunal, Dalmiro Garay, y la magistrada Teresa Day, según la acordada número 30.619.
Consideraron que la resolución que habilitó el sistema de teletrabajo en busca de mayor productividad en la Sala Segunda fue producto de una decisión fuera de competencia de Adaro, ya que únicamente el titular de la Sala Tercera-Administrativa (Garay) tiene facultades para disponer de los recursos humanos del Poder Judicial.
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Estos son los principales argumentos que figuran en la acordada firmada por Garay y Day.
Adaro, tercer miembro de la Sala Administrativa, se excusó de participar invocando motivos y razones jurídicas.
Ya antes de aplicarse el sistema experimental de teletrabajo en la Suprema Corte se advertía de que tendría poca vida.
La iniciativa no cayó bien entre algunos supremos, quienes se manifestaron en contra. Peor aun la recibieron algunos funcionarios y mandos medios con personal a cargo.
A la hora de la argumentación, Day -quien ejerce la presidencia de la Sala I -donde se tramitan las causas civiles, comerciales y de familia- consideró que el trabajo remoto "es contrario a la modalidad de trabajo de los magistrados, funcionarios y empleados del Poder Judicial".
Según las acordadas vigentes, recordó la magistrada, la jornada de trabajo en la Justicia es presencial y de 6 horas diarias.
En la Corte también coinciden en que el trabajo remoto no es aplicable a todo el personal, sino a quienes cumplen funciones específicas y ajenas, por ejemplo, a la redacción de sentencias.
El sistema de trabajo remoto comenzó a aplicarse en el Poder Judicial de Mendoza de manera extraordinaria y excepcional en 2020, como consecuencia de la pandemia de coronavirus.
Sin embargo, la Justicia retomó la modalidad de trabajo presencial cuando cesaron las restricciones para circular y se reabrieron los edificios de los poderes públicos.
Al juez Adaro le pareció pertinente aprovechar la experiencia laboral en la pandemia y darle continuidad. Ahora, tras la caída de la experiencia piloto de 70 días, consideró que "el Poder Judicial perdió una gran oportunidad de innnovar para mejorar el funcionamiento y rendimiento, y esencialmente para trabajar por objetivos y medir la productividad".
Consideró, además, que la iniciativa había logrado gran adhesión y que el mecanismo también apuntaba a mejorar la calidad de vida del personal, "ya que en las grandes organizaciones está demostrado que mejor calidad de vida redunda en mejores rendimientos".
La Suprema Corte de Justicia también decidió este viernes que la posibilidad de trabajo remoto en el Poder Judicial sea analizada por el plenario, es decir por los 7 jueces.
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