Con ustedes, el artista
Ahora ha anunciado que se va a postular para legislador nacional en las elecciones del año que viene por la Ciudad de Buenos Aires. Como José Luis Espert, otro economista libertario que también volverá a la arena política en 2021, podrían llegar a ser buenos controladores de esos antros legislativos donde los Ameri son cada vez más la norma.
Milei, quien no tiene empacho en decir que no se habla con sus padres desde hace años y que no tiene ningún interés en verlos, afirma que si es elegido diputado nacional por CABA trabajará ad honorem. No le creemos un soto. Todos los que han dicho eso (de izquierda, centro o derecha) han mentido. Todos terminaron facturando. Ni siquiera cumplieron aquellos puros de corazón de la izquierda que dijeron que iban a cobrar como una maestra.
Partidario del amor libre y de los tríos (no, nada que ver con Los Panchos) es instructor de tantra. Sin embargo, el libertario en cuestión está en contra del aborto. ¡Tenete una contradicción, Mecha! Su último romance conocido fue con la cantante Daniela. Pero nunca se ha casado ni tiene hijos.
En realidad, Milei es un exitoso entrepreneur que vive vendiéndose a sí mismo. Da clases. Escribe libros. Tiene su propia obra de teatro. Da conferencias. Vive en la TV, donde como con Los Simpsons, hay Milei a repetición todos los días. Él dice que es un anarcocapitalista.
¿Junta votos o piantavotos?
Ni Milei ni Espert, quienes se autocalifican libertarios, tienen perfil político para la gestión pública. En las últimas elecciones presidenciales, Espert salió último con el 1,4% de los votos. Pero tal vez no sean tan malos para proponer leyes y controlar al Ejecutivo.
Lo que ha decidido a Milei a ingresar a la política es frenar a Ricardo López Murphy, la otrora pata liberal del radicalismo, quien volverá en 2021 con partido propio, pero que ya fue tentado por los radicales de Juntos por el Cambio para trabajar en esta coalición.
Por ello es que los Milei & Co. pueden ser un atractivo en una elección legislativa y una molestia en una elección presidencial. Ellos son provocadores, difusores de ideas, y en muchas cosas tienen razones valederas, sobre todo en la necesidad de salir del estancamiento populista. Pero todo indica que les sobra lengua y les falta hambre de gestión.