- ¿Cuántas empresas del Estado tenés a tu cargo?
- Son 59 las que están dentro del radar, pero ahí es bueno hacer una aclaración, porque no es la misma Secretaría de Empresas que funcionaba antes, durante la gestión del exjefe de Gabinete Posse. Antes, esa dependencia ayudaba a administrar a las que en ese momento eran menos: 32 empresas. Ese organismo era accionista y a su vez, administraba. Eso cambió, se hizo una desconcentración, y ahora las empresas volvieron a sus jurisdicciones: es decir, los accionistas de esas firmas son los ministerios y las secretarías a las que pertenecen, digamos. Para darte un ejemplo: Defensa, con Luis Petri, tiene cuatro. Son once accionistas en total y mi rol es diseñar y propiciar el inicio de todos los procesos de concesión y licitación para privatizaciones, más cualquier otro formato que pueda llegar a utilizarse para que ingresen los privados en reemplazo del Estado.
- ¿Y cuánto está metido el propio Javier Milei en esta tarea? Por ejemplo, ¿podés darnos una orden o idea específica que él haya bajado en los últimos meses al respecto?
- Es que, en realidad, el Presidente ya fue claro en cuál es su visión sobre esto. Y en función de eso se está organizando todo desde las segundas líneas para abajo. Desde la campaña él viene diciendo, y fue parte de las promesas que hizo, que directamente no iba a haber más empresas del Estado, que iba a trabajar para que no existiesen más las sociedades estatales. Entonces eso se torna una regla general para todo el resto. A partir de eso se construyó la estrategia, primero con la Ley Bases, que tenía las 44 empresas sujetas a privatización. Después, como sabemos, con las idas y vueltas del Congreso, quedaron nueve empresas sujetas a eso...
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El debate por la Ley Bases en el Congreso marcó el primer round de este gobierno respecto a las privatizaciones.
- Claro. ¿Hubo algo de defección política o técnica en el hecho de que de las 44 que querían al principio, se pasara a sólo nueve? ¿O es simplemente fue fruto de avatares del Congreso?
- Es 100% político, el Congreso nos dijo “por ahora éstas”. Por ahora.
- No hubo error en perder esas restantes, entonces.
- Es que, definime “perder”. Lo que se termina haciendo es negociar cuáles serán las primeras en privatizarse y en qué formato. Y eso es lo importante. La Ley Bases se apoya, en muchas cosas, en la ley original, la ley de los años 90’: la 23.696 de la época de Menem, Dromi y demás, que fue el instrumento por el cual el Congreso habilitó al Ejecutivo a empezar el proceso de privatizaciones. Hoy tenemos la actualización de aquello y un listado de las que ya tienen el ok del Congreso. ¿Qué nos dijeron los legisladores, entonces? Nos dijeron “volvamos a hablar después para ver qué hacemos con todo el resto”. Nos piden que profundicemos los esquemas; porque hay algunas empresas de las que ellos no tienen ni idea de qué son, de qué se tratan, y otras que, por el contrario, son muy emblemáticas: Aerolíneas, Banco Nación, TV Pública, por ejemplo. Ahí tenés una carga de discusión que pesa sobre ellas que ya es de otra índole. Ya no es sólo un debate económico, sino que se mete lo político en su sentido amplio.
- ¿Hay alguna empresa que hayan encontrado más “rota” que otras? ¿Más “opaca” en términos financieros que el resto?
- Eh... Está bien como lo planteas, porque tenés muchos matices. Tenés historias de largas irregularidades de antaño, seguidas de una falta de reordenamiento profundo y que era necesario. Por ejemplo: Casa de la Moneda. En la Casa de la Moneda no aprueban balances desde la época de Boudou. No aprueban balances desde la época de Ciccone. ¿Por qué? Y, porque está radioactiva desde entonces. Y no hablo mal de los managements que siguieron a esa etapa, ojo, porque hubo algunos que fueron dignos y otros que no. Pero me consta, porque conozco gente ahí desde que llegué al Gobierno y hoy son todos profesionales serios. Pero claro, vienen con un arrastre histórico de 12 años de quilombo que después es muy difícil poner en orden.
- ¿Y la más deficitaria cuál es hoy? ¿Aerolíneas?
- Pasa que todo es móvil. Aerolíneas te va a decir que está haciendo los deberes, ahora; que están haciendo mejor administración. Y es cierto que antes del conflicto que se armó, le estaba pidiendo menos plata al Tesoro; pero, en realidad, todas son deficitarias si las analizás como empresario privado. Hacen los números como para que les dé más o menos la cifra, porque, claro, el Estado nunca les pedía que devolvieran la plata que les ponía. Entonces ese dinero del Estado no lo reflejaban en el balance como un pasivo ni tampoco como un aporte: era un híbrido. Es una construcción de números, en definitiva. Ojo, esta es mí visión personal de esto: pragmatismo puro. Si vos les sacás el aporte del Tesoro, se caen todas. Todas. No es viable ninguna. ¿Y es su culpa? No, pasa que las armaron como hijas bobas del Estado. No tienen reflejos para generarse autosustentabilidad, para generarse ingresos genuinos y al menos intentar ser break even. Mirá, te doy un ejemplo tonto: llegué a la TV Pública y todos los meses pedían 3.500 millones de pesos o más, ¿no?. Bien. El 80% de esos gastos eran sueldos. Y voy al área comercial y veo que tenían ¡1.500 facturas privadas!, con más de seis meses en la calle y absolutamente nadie levantando un sólo teléfono para poder cobrarlas. Y claro, ¿para qué vas a moverte, si levantabas el teléfono y le pedías toda la plata que necesitabas a Hacienda? Bueno, todas las empresas del Estado tienen esa lógica.
- ¿Hay excepciones?
- Sí, hay honrosas excepciones. Arsat es un poco más ágil y profesional, por ejemplo. Pero tiene muchas intercompanies con el propio Estado, entonces no recibe los fondos o los recibe tarde. Es complejo.
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"Mi rol es diseñar y propiciar el inicio de todos los procesos de concesión y licitación para privatizaciones", explica.
- ¿Cuánta gente han cesanteado al día de hoy, entre despidos y retiros voluntarios?
- Mirá, se había llegado a mitad de año a un aproximado de 10.000 personas. Sólo en empresas públicas, estoy hablando. No en todo el Estado, por supuesto. Hay distintas categorías, pero un número es ese.
- Voy puntualmente a medios: ¿Habrá una compañía unificada de generación de contenidos? ¿Una usina que genere material y productos para todo tipo de formatos, ya no diferenciando si es radio, TV o diario? Está esa versión.
- Hoy hay tres proyectos que van caminando en paralelo y más o menos por ese lado. Te explico con un eje particular un poco el cuadro de situación actual: vos tenías las señales ubicadas en la ESMA y no podían comercializar nada porque en el comodato, por estar en la ESMA, decían que no podías tener ninguna actividad con finalidad lucrativa. Mirá vos, ¿no? Entonces qué hicimos: a partir de ahora, todo lo que estaba ahí, lo que era contenido, las señales, todo, se está migrando a lo que era la unidad de Télam que estaba en la Avenida Belgrano. Porque, si la restricción era solamente por estar en un lugar físico, bueno, flaco, ahí tenés un edificio divino, entonces; preparado para poder generar ese contenido y para poder conseguir ingresos genuinos. Ahora sí.
- ¿Y esos híbridos nuevos qué harán? ¿Cómo funcionarán?
- Ese edificio de Belgrano tenemos la idea de que funcione como una agencia de contenido que va a tener entretenimiento, noticias y demás. Muchas cosas. Ahí vas a tener la generadora de contenidos.
- ¿Ficción también?
- Ficción también puede ser, sí. Hoy te queda Encuentro, Paka Paka, DeporTV... Aunque DeporTV ahora está interactuando más con la TV Pública, se toma como una unidad más funcional para dotar de deporte a la TV Pública, más que nada. Aparte tiene un equipo muy profesional, DeporTV, realmente muy buenos son. Tienen muchas ganas.
- ¿Télam ya no volverá?
- Télam ya murió.
- Definitivo.
- Sí, como lo que era, murió. Hoy el área de prensa está trabajando en esto que decíamos, una generación de contenidos que les sirvan a todos los medios públicos. Y ahora está en proceso de trabajar también en contenidos para privados.
- Sea real o no, está la idea de que Télam se partidizó. Fuertemente. ¿Tuvo que ver eso con su cierre o fue sólo financiera y económica la decisión?
- ¿Con “se partidizó” querés decir que toda la publicación era política y que era una unidad básica del gobierno de turno?
- Exacto. Pero como no me consta, lo pregunto así: diciendo “sea real o no”.
- No, el problema de Télam era mucho más complejo. Es una simplificación eso. ¿Tenés algo de eso? Sí. Un poco. ¿Pero eso era todo? No.
- Está bien, pero ¿en cierto punto la cierran por eso? ¿En cierto punto se le cae por ese tema político o sólo primó lo económico?
- Télam perdía cientos de millones por mes. Cuando vos le sacabas el aporte del tesoro, perdías, concretamente, 1.700 millones de pesos por mes con Télam. Estábamos pagando, todos los argentinos, casi dos palos y medio por mes para tener esa agencia. Y no estaba rindiendo ningún fruto concreto. Eso es así, más allá de que muchos saben que yo quiero y respeto muchísimo a los medios. Pero esa es la realidad. Y en el caso particular de Télam, es también el archivo, son las imágenes del deporte, son los policiales, no es sólo lo político.
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Télam está cerrado desde hace meses. Según el Gobierno, generaba un pasivo de 1.600 millones mensuales.
- Decían que ese archivo audiovisual y fotográfico se iba a perder. ¿Es verdad?
- ¿El archivo? Para nada; lo estamos cuidando como a las joyas de la abuela. De ninguna manera se va a perder. De hecho, lo que vamos a hacer es refuncionalizarlo para que pueda comercializarse bien. Los competidores internacionales de venta de imágenes te cobran 600 dólares la imagen, dependiendo de si es valiosa o no, mientras nosotros las regalábamos por 15 dólares. Y era on demand encima: ni siquiera la ofrecíamos. Era si a alguien se le ocurría venir a pedírtela, por goteo. Mirá, te cuento algo: estamos haciendo una nueva base de datos audiovisual que va a ser una unidad de negocio en sí misma. Fusionaría todo el material de ATC, o sea, 70 años de televisión, con Encuentro, con Bacua (NdR: Banco Audiovisual de Contenidos Universal Argentino) y con CineAr y más. Va a ser una mega base de datos. ¿Y quién te compra eso? El mundo. Hay que monetizarlo afuera. Para el mundo eso tiene un valor en serio. Acá tiene un mercado muy chiquito.
- Suena como algo muy bueno. ¿Para cuándo estará listo?
- Estamos trabajando para que sea parte de la nueva ingeniería de las empresas. Buscando que el acerbo cultural quede en el Estado, pero que el esfuerzo y la comercialización la hagan los privados.
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IMPSA, su futuro en el Gobierno y las privatizaciones que vienen
Chaher llegó al gobierno de Milei a principios de la gestión, para reforzar una tarea que el oficialismo sabía desafiante: tomar las riendas de los medios públicos y hacerlos competitivos en los términos que busca el Ejecutivo. Tuvo su primera entrevista cerca de la navidad del 2023 y se incorporó días después. Sin embargo, el cierre de Télam, uno de los ejes clave del vínculo entre esta gestión y las firmas de comunicación públicas, fue como una prueba de fuego. Pasada esa etapa, le pidieron que se hiciera cargo de todo el resto de las sociedades estatales.
- ¿Cómo llegaste al Gobierno?
- Fue por referencias, porque me conocía mucha gente del ambiente.
- ¿Competirías por un cargo electivo si este gobierno te lo pidiera?
- No, para nada. Yo vengo a aportar un tiempo, nada más. Vengo a aportar lo que hice durante más de 20 años en lo privado para ver si podemos cambiar en serio como país, sólo eso. Es un aporte lo mío. Y una inversión, sí. Una inversión porque estoy conociendo mucho: personas, el funcionamiento de muchas cosas, etcétera. Pero cuando se termine, vuelvo a mi casa. De hecho sigo teniendo el mismo dos-seis-uno, habrás visto.
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El mendocino (por adopción) explicó por qué uno de sus grandes logros en la gestión está relacionado con Mendoza: IMPSA.
- ¿Cómo sigue la privatización de IMPSA?
- Y, tiene ocho pliegos ya. Ocho empresas que quieren quedarse con ella. Hay chinos, brasileños... Se hizo mucho, creo que no se dimensionó todo lo que hicimos en tan poco tiempo; pero se armó el mecanismo para los pliegos, se hizo el llamado internacional... Es una empresa que todos los mendocinos la queremos, pero que tiene que volver a manos privadas, con un grupo inversor que tenga volumen internacional. No sirve con obras locales. IMPSA tiene la gente, tiene las licencias y tiene una trayectoria histórica que le permite salir a competir al mundo. Si logramos eso, va a ser, en lo personal y en lo profesional, un primer éxito. A esto vengo.
- En el ideario máximo, en lo óptimo, ¿llegan a 2027 sin que haya una sola empresa del Estado o no es tan así?
- (Suspira) Eh... tenés muchas barreras con el Congreso y todo lo demás. No es excusa, es justificación: incluso en los 90’, con todo el viento de cola, con el Congreso a favor y más, fueron procesos de dos o tres años.
- O sea, no llegarían.
- Hay mucho trabajo previo en distintos frentes que hay que hacer y que hacer muy bien. Las licitaciones, los acuerdos por regalías con las provincias. Tenés mucho trabajo antes de pasar a las adjudicaciones. Te come muchos meses todo. La idea es largar todo cuanto antes, pero largarlo bien. Además se propician procesos que sean seguros; no sólo para la gente, para el servicio, sino también para el inversor, para no repetir historias del pasado, de privatizaciones mal hechas que después te revientan en la cara.
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